Autor. Ivo Basterrechea Sosa.
Cuando los conquistadores descubrieron
al Nuevo Mundo el 12 de octubre de 1492, nos llamaron indios sin serlo y
después de tantos nombres a nuestra isla, el de Cuba prevaleció por encima de
los demás, pero los colonialistas
persistieron en anteponer siempre al nombre de nuestra patria el de isla,
prefiriendo así su carácter geográfico al político (1). Desde entonces se
conoció durante siglos como la Isla de Cuba porque con el nombre solo de Cuba, se
distinguía a la ciudad oriental de Santiago. Así podemos darnos cuenta desde la
primera edición del Diccionario provincial casi-razonado de voces y frases
cubanas de Esteban Pichardo hasta la última de 1875, que el autor en la palabra
Cuba no hizo referencia a la patria porque según el barón Alexander von
Humboldt al distinguir las divisiones de la Isla en eclesiásticas,
político-militares y de rentas en 1827, precisa, el gobierno de Cuba comprendía a Santiago, Baracoa, Holguín y Bayamo
(2). Si no se tiene este concepto claro cuando se leen algunos libros
publicados por autores durante la primera mitad del siglo XIX, fundamentalmente,
no comprenderán por qué al mencionarse la palabra Cuba se referían a lo
relacionado con la provincia oriental. Lo único que no pudo lograr el español
en la isla de Cuba fue un indio, un negro, un chino, un zambaigo (zambo, hijo
de negro e india, o de indio y negra, o nacido de chino e india, o de indio y
china; y por
supuesto un español, sin embargo logró al mestizo nacido de padre y madre de
raza diferente, en especial de hombre blanco e india, o de indio y mujer
blanca. Al mulato, hijo de blanco y negra o viceversa y también de blanco y
mulata y la descendencia que tenga algo de negro en su origen, o de chino. Al
cuarterón, hijo de mulata y blanco o viceversa. Al ochavón, hijo de cuarterón y
cuarterona, o de cuarterón y blanca; y viceversa del que pudo salir el jabado.
También logró al criollo, no al
principio porque en su orígenes esta palabra era más bien recogida como vocablo
de negros, además de significar persona nacida en la tierra y que no venía de
otra parte, en oposición al negro traído de África, apareciendo la palabra
entre otros escritos en el poema Espejo de Paciencia, exactamente el 30 de
julio de 1608, señalando a Salvador como negro criollo. Luego por el año 1627,
en el vocabulario de las Noticias del Padre Pedro Simón, el adjetivo, también
es recogido como vocablo de negros, pero con el pasar del tiempo la palabra se españolizó y según Pichardo, era por
excelencia la persona blanca nacida en el país con relación a la europea y al
hijo de ese criollo blanco, se le
llamó criollo rellollo y es que desde
mil setecientos sesenta y dos cuando la Toma de la Habana por los ingleses
hasta la primera mitad del siglo diecinueve, aún no se había definido con todo
el fervor patriótico el concepto de identidad, por eso cuando encontramos la
palabra cubano en la primera edición de 1836, don Esteban Pichardo, se refiere a la persona o cosa natural o perteneciente
a la ciudad de Cuba, (Santiago) y algunas veces también a toda la isla o
cualquier parte de ella, y ya para las ediciones de 1849 y 1862, el autor
hacía una ligera variación refiriéndose a la persona o cosa natural o
perteneciente a la Isla de Cuba, si se
trata, de comparaciones o relaciones ultramarinas, y la persona o cosa natural
o perteneciente a la ciudad de Santiago de Cuba, si se trata de comparaciones o
relaciones con los demás pueblos de la Isla. En medio del siglo XIX,
primero con los desembarcos de Narciso López, creador de nuestro escudo y
bandera que puso hondear por primera vez en la ciudad de Cárdenas y luego con
el alzamiento de los mambises en 1868, con el grito de ¡Cuba libre! se fue
definiendo poco a poco el concepto de cubano hasta el 12 de junio de 1901,
donde en la Habana se firmó la Constitución, llamándose en el artículo dos,
República a la Isla de Cuba y en el artículo cuatro, cubano al nacido o
naturalizado. Y como en todas las cosas que se imponen por ley, todavía para
1921, Constantino Suárez (Españolito) daba el significado de cubano o cubana
a las personas nacidas en Santiago de
Cuba, hoy se dice generalmente y con
muy buen acierto, santiaguero, ra (3), porque antes, según la primera
edición de 1836, del Diccionario provincial casi razonado de voces cubanas, de
Esteban Pichardo, santiaguero, ra era
la persona o cosa natural ó perteneciente á la ciudad de Santiago en la parte
occidental, pero en las ediciones de 1849 hasta 1875, definía a la persona o
cosa natural o perteneciente a Santiago de las Vegas en el Departamento
Occidental. Aprovechamos para explicar por qué a la contradanza criolla se le
conociera como habanera en la península europea, igual que al tabaco o puro,
habano y no contradanza cubana ni tabaco cubano, porque la Habana era más conocida en Europa, que el nombre de Isla de Cuba.
Bibliografía.
(1)
Un catauro de cubanismos. Fernando Ortiz. Apuntes Lexicográficos. Extracto de
la Revista Bimestre Cubana. Habana, Calle L, Esquina A 27a. 1923.
(2)
Ensayo político sobre la isla de Cuba. Alexander von Humboldt París 1827. Pág.
92.
(3)
Vocabulario Cubano. Constantino Suárez (Españolito). Habana 1921.
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