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viernes, 3 de agosto de 2018

¿Será lo mismo la virgen María, Stella Maris, Maya o Yemayá?


Autor. Ivo Basterrechea Sosa.
Stella Maris es una denominación latina que significa estrella de mar, un antiguo título del siglo IX, referido a María, madre de Jesús, que da origen al himno de los marinos. San Bernardo de Carvajal en el siglo XII, escribió: Si surgen los vientos de la tentación, si te arrojan contra las rocas de la tribulación, mira a la estrella, llama a María; si te golpean las olas del orgullo, de la ambición, de la envidia, de la rivalidad, mira a la estrella, llama a María. En caso de que la ira, o la avaricia, o el deseo carnal asalten con violencia la frágil embarcación de tu alma, mira la estrella, llama a María. Los treinta y nueve hombres que quedaron en el Fuerte de la Navidad de una forma u otra eran, hombres de la mar, declaraba Cristóbal Colón, el 2 de enero, en su Diario de Navegación, pero haciendo lo contrario a lo vaticinado por San Bernardo, aquellos peninsulares dominados por la soledad, una vez que el Almirante emprendió rumbo hacia Castilla, comenzaron entre sí á reñir é tener pendencias, y acuchillarse, y tomar cada uno las mujeres que quería y el oro que podía haber, y apartarse unos de otros, según el Diario, convirtiéndose en los arquitectos de su propio destino, llevados hacia la muerte y en el mejor de los casos a la dispersión por los bosques de aquellas tierras vírgenes, quizás hasta ser exterminados por el cacique rebelde Caonao, y el Fuerte perecer bajo el fuego de las llamas. Estos hombres que quizás esperaban ansiosos el regreso de Colón, casi por un año, en algún momento afligidos, clamaron a Nuestra Madre o sea a Stella Maris y qué tiene de extraño, que al estar unidos o al dispersarse, no todos contaran con una imagen o medalla de María, como lo menciona el Diario, al regresar Colón en su segundo viaje. Aquellos hombres quiénes con sus herramientas, o sus armas, como las navajas vizcaínas o sevillanas, cuchillos y puñales, no intentaran tallar a la Virgen María, en madera, barro o piedra, y por falta de destreza lograran como resultado figuras deformes que se suponían de uno ú otro sexo y á veces se representaban solo en forma femenina. pag. 242, Cuba primitiva, y estos treinta y nueve hombres, en ociosidad, disponían del tiempo suficiente, los conocimientos y las herramientas para pulir piedras y esculpir figuras extrañas, llámense ídolos o cemí, para amedrentar a los nativos y doblegarlos a la pura obediencia, contarles y enseñarles fábulas recogidas en África, porque muchos, incluido Colón, habían estado en Guinea y de ahí el fantástico relato de la higuera y los peces, o la garrafa que tenía un pez, que todo el mundo se pregunta, el porqué de la semejanza de esas fábulas en lugares tan distantes. El porqué Yemayá se sincretizaba con la Virgen y ahora uno se explica, que la palabra maya, de origen portuguesa está implícita en su nombre por significar María en español, y es porque fue Portugal uno de los primeros en colonizar la costa occidental de África y el primero, después de España, en penetrar a América, específicamente en Brasil, ya que una parte de éste, quedaba fuera de la línea del Tratado de Tordesillas, y por eso Brazil fue el segundo país después de La Española, en adorar a Yemayá. Maya es el vocablo que unió a tres culturas, la europea, la africana y la americana. Y veinticinco años más tarde dio nombre a un imperio, extendido hacia el oeste, después del encallamiento de la nao Santa María. 
Y qué decir del maléfico o endiablado Mabuya, espíritu malo, que nos narra el Padre Ramón Pané en sus fantásticos relatos, cuando llegó con Colón en su segundo viaje. Si analizamos la palabreja veremos que en el vocablo maya, está inserta la sílaba bu, y no será porque bu viene de buba como en ese tiempo los castellanos llamaban a la sífilis de la que contagiaron o se contagiaban, cosa que está por determinar, en aquel libertinaje donde tomaban las mujeres a sus indios y hacían de ellas lo que más les placía. Entonces creo que no hay ninguna duda de que Stella Maris, Maya o Yemayá sean la misma Virgen María.

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