Autor. Ivo Basterrechea Sosa.
A
la canción La paloma, escrita por el compositor español Sebastián de Iradier y
Salaverri, en tránsito por la Habana, le pasó lo mismo que a la guayabera,
donde algunos españoles, mexicanos y cubanos, se atribuyen su origen. Aunque la
comparación a simple vista parezca grotesca, ambas poseen un elemento que
interviene directa o indirectamente en cada una de ellas y quizás da pie, a
tales confusiones, nos referimos al adjetivo guachinango, al cual le dedicamos
un artículo (Ver, Guachinangos en la Habana) y mencionado en otros, y que en la
Isla de Cuba, se le decía de forma despectiva a las personas oriundas de México
y metafóricamente, a la persona astuta, zalamera o lisonjera con interés. La
guayabera no era más que una prenda de vestir, ideada y confeccionada en
territorio cubano, a partir de la chaqueta militar del ejercito español,
fundamentalmente del uniforme rayaditos, utilizado por el Cuerpo de
Voluntarios, los cuales eran nutridos por una gran mayoría de guachinangos, que
en algún momento la trasladaron a Yucatán. En el caso de La paloma, es una
canción a ritmo de “habanera” compuesta por un
español en la Habana y que en su letra menciona a “una linda guachinanga” y tal
vez por eso, da pie a la errónea atribución mexicana. Ojalá y no pase como
Cielito lindo, una canción mexicana, inspirada en una guaracha cubana.
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