Con
insidia y persistencia a través de los años han tratado de minimizar la autoría
de Narciso López, sobre la bandera y especialmente el escudo cubano. España
nunca le perdonaría, y por medio de su campaña propagandística, apoyada en
varios historiadores ha creado el mito del anexionismo alrededor de la figura de
un militar, que ningún otro (no español) fuera capaz de superar, al llegar a lo
más alto de la corona para luego abandonarla, argumentando que si traicionó una
vez, entonces sería capaz de traicionar también la causa por la libertad
cubana. Y surtió efecto, pero recordemos quien era el general Narciso. En
primer lugar un venezolano que llegó a ser considerado la segunda lanza del ejercito
español y luego de ser destituido, comenzó a conspirar en contra de la
metrópoli por tal de liberar la Isla de Cuba. Lo que no se le ocurrió a ningún
cubano se le ocurrió a él, la necesidad de contar con un programa
revolucionario y la creación de los símbolos patrios. Narciso como buen militar
que era, tuvo que recurrir a los veteranos de guerra norteamericanos en la
lucha contra México, fundamentalmente porque consideraba que en la Isla de
Cuba, no había hombres ni armas y mucho menos conocimiento militar para
derrocar al tan poderoso ejercito español. La guerra de los diez años lo
demostró. Hay que tener en cuenta que el escudo se diseñó con las franjas de la
bandera americana y las trece estrellas, no sólo como símbolo patrio sino para
acreditar los bonos y billetes en la recolecta de recursos, con la intención de
identificarse y conmover al pueblo norteamericano, y bien que lo lograron. Ese
escudo nunca se llevó como escarapela en los no tan uniformados militares
invasores ni tampoco se dejó colgado en pared de algún edificio público del
pueblo de Cárdenas, como sí sucedió con la bandera, que no sólo la había de
cinco franjas como la diseñó Teourbe Tolón, sino hasta de once, cosa que
demuestra que cualquiera hacía una bandera a su libre albedrío, demostrando que
aún no estaba definida, incluyendo sus colores. Observe el lector en la foto de
los militares (que España llamó filibusteros) cómo era que llevaban de
escarapela la bandera en las gorras y no el escudo, pero ambos símbolos, más
otros ofrecimientos en dinero y especie si liberaban a la Isla, sirvieron al
gobierno español para desatar la feroz campaña del anexionismo en contra del
general Narciso. Hasta en una ocasión el gobierno norteamericano delató una de
las invasiones al gobierno español. Muchos años después en situación diferente
y con una mayor madurez política la
bandera y el escudo de Narciso, fueron transformados y declarados símbolos
patrios.
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