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viernes, 7 de diciembre de 2018

El escudo cubano.


Con insidia y persistencia a través de los años han tratado de minimizar la autoría de Narciso López, sobre la bandera y especialmente el escudo cubano. España nunca le perdonaría, y por medio de su campaña propagandística, apoyada en varios historiadores ha creado el mito del anexionismo alrededor de la figura de un militar, que ningún otro (no español) fuera capaz de superar, al llegar a lo más alto de la corona para luego abandonarla, argumentando que si traicionó una vez, entonces sería capaz de traicionar también la causa por la libertad cubana. Y surtió efecto, pero recordemos quien era el general Narciso. En primer lugar un venezolano que llegó a ser considerado la segunda lanza del ejercito español y luego de ser destituido, comenzó a conspirar en contra de la metrópoli por tal de liberar la Isla de Cuba. Lo que no se le ocurrió a ningún cubano se le ocurrió a él, la necesidad de contar con un programa revolucionario y la creación de los símbolos patrios. Narciso como buen militar que era, tuvo que recurrir a los veteranos de guerra norteamericanos en la lucha contra México, fundamentalmente porque consideraba que en la Isla de Cuba, no había hombres ni armas y mucho menos conocimiento militar para derrocar al tan poderoso ejercito español. La guerra de los diez años lo demostró. Hay que tener en cuenta que el escudo se diseñó con las franjas de la bandera americana y las trece estrellas, no sólo como símbolo patrio sino para acreditar los bonos y billetes en la recolecta de recursos, con la intención de identificarse y conmover al pueblo norteamericano, y bien que lo lograron. Ese escudo nunca se llevó como escarapela en los no tan uniformados militares invasores ni tampoco se dejó colgado en pared de algún edificio público del pueblo de Cárdenas, como sí sucedió con la bandera, que no sólo la había de cinco franjas como la diseñó Teourbe Tolón, sino hasta de once, cosa que demuestra que cualquiera hacía una bandera a su libre albedrío, demostrando que aún no estaba definida, incluyendo sus colores. Observe el lector en la foto de los militares (que España llamó filibusteros) cómo era que llevaban de escarapela la bandera en las gorras y no el escudo, pero ambos símbolos, más otros ofrecimientos en dinero y especie si liberaban a la Isla, sirvieron al gobierno español para desatar la feroz campaña del anexionismo en contra del general Narciso. Hasta en una ocasión el gobierno norteamericano delató una de las invasiones al gobierno español. Muchos años después en situación diferente y con una mayor madurez política  la bandera y el escudo de Narciso, fueron transformados y declarados símbolos patrios.

Las palabras mamón o chirimoya.


A la chirimoya en la parte oriental de Cuba la llamamos mamón, es decir a la fruta con semillas rodeadas de pulpa y piel bastante lisa, no como el anón ni tampoco tiene nada que ver con el mamoncillo o anoncillo, como se equivoca el Diccionario de la Real Academia en la palabra mamón al mantener actualmente el concepto del primer cronista, casi dos siglos después de aclarado por Esteban Pichardo, y uno más, Constantino Suárez. Quizás el significado del cronista era correcto en su tiempo pero no para el siglo XX y menos el siglo XXI. Así lo recogió don Fernando Ortiz, es fruta la del mamón o mamoncillo, tal como la describe Oviedo, que para comer su carnosidad hay que colocarla entera entre ambos labios, para quitarle la carnosidad con los dientes; ello hace que los labios se prolonguen hacia adelante, que estiren las bembas, en la actitud que adoptan los niños para mamar el pecho materno. Y por eso, sin duda, se llamaron mamones o mamoncillos, según clase y país. Hoy nada que ver en Cuba. Ese es el mamoncillo o anoncillo. Pichardo en 1836, diferenciaba la chirimoya del mamón por tener la cáscara coloraduzca y ser algo más grande. (Annona Humboltiana). Cuando encontramos la palabra mamón en la misma edición de su diccionario plantea que es de figura acorazonada, cáscara amarillosa oscura o bruna en su madurez y lisa, en lo cual se distingue mayormente del anón; aunque por dentro es parecida, azucarada y con distinto sabor, (annona glabra). Suárez lo explica mejor. Lo que nos extraña que ni El Españolito ni Marinello, recogieran el concepto de chirimoya en sus respectivos Vocabularios.

martes, 4 de diciembre de 2018

La estatua de la libertad en la Habana




Autor. Ivo Basterrechea Sosa.


Sí, en realidad pasaron cinco estatuas por el monumento que hoy ocupa José Martí. Desde que se inauguró el Parque Central de la Habana, la primera que instalaron fue de la infanta Isabel II, desde 1850 - 1869. Luego la de Cristóbal Colón en 1870 hasta 1875. Repite la reina Isabel II, siendo mujer en 1875 y terminan bajándola en 1899, quedando sin estatua el pedestal hasta 1902, en que deciden instalar La estatua de la libertad, que sólo duró un año por sufrir daños durante un ciclón en octubre de 1903. La estatua que hoy aprecian los habaneros es la de nuestro José Martí, que se decidió mediante consulta  popular y en 1905, el clásico pedestal fue transformado en un bello monumento por el escultor cubano José Vilalta Saavedra e inaugurado el 24 de febrero de 1905, con la presencia del generalísimo Máximo Gómez.

La palabra tostón de plátano.


Foto del autor.
Autor. Ivo Basterrechea Sosa.

Al tostón en la provincia oriental siempre lo conocí fundamentalmente como la rebanada de plátano macho o fongo, verde o pintón, aplastada a mano sobre un trozo de papel de estraza (cartucho) después de medio frita en manteca, y luego acabada de freír. Rebusqué la palabra en cuantos diccionarios dispongo y no la encontré ni en los centros espirituales. Sólo Pichardo en su edición de 1849, la relaciona con un tipo de planta. Sin rendirme la busqué en el Fichero General del DRAE y la encuentro en la ficha de Malaret de 1931, aclarando que así es llamado en Puerto Rico, pero luego encontré dentro del concepto de la palabra zambuila, que significaba lo mismo desde 1836, 1849, 1861 y 1875, en todas las ediciones de Pichardo. Y recuerdo la contrariedad que sufrí cuando llegué por primera vez a la Habana y escuché, que al tostón le decían chatino, muy claro por Constantino Suárez en su Vocabulario cubano, agregando que su etimología proviene de la palabra “chato”, muy acertado y me atrevo a que la palabra tostón nos viene por la forma de una moneda. En algunos otros países se le conoce como patacón, también relacionado a las monedas. etc.

Las palabras mogo o fufú de plátano.


Foto tomada de la Revista Más Cuba.

 Autor. Ivo Basterrechea Sosa.

¡Cómo me gustaba el mogo de plátano! Y si era con chicharrones machacados, ni hablar. No así hecho bolas y menos dentro de un caldo o una sopa. A veces el plátano pintón me resultaba mejor por dejar un sabor dulzón en la boca. Y llegué a la capital mencionando el vocablo mogo y las burlas llovieron sobre mí. Allá, la gente de mi generación ni sabía lo que era eso. En la capital se le llamaba fufú. Y Pichardo recomendaba en su Diccionario de 1836, que se viera la palabra fufú, comida hecha de plátano, ñame o calabaza salcochados y mojados con manteca de modo que parezca masa. En Bayamo se denomina Mogo, que tal vez será síncope de Mofongo, palabra de Nigricia (1), usada en algunas de la Antillas en el propio significado. Yo no sé en los tiempos de Pichardo, pero en los míos, mogo solo se le decía al del plátano porque puré le decíamos al del ñame, calabaza, al de la malanga, al igual que el de la papa. Y sí, hasta Lope de Vega, lo conoció como fufú al mencionarlo en La Gatomaquia.
                                                Hasta sacar la carne de la olla,
                                                Del asador la polla.
                                                Aunque sacase, por estar ardiendo,
                                                O pelada la mano con ampolla,
                                                Fufú, fufú diciendo.
                                                            Silva VI (2)
Fernando Ortiz (3), después de confirmarle el origen africano, agregaba que en general, cualquier otro plato africano a base de harina, y argumentaba que Armas (4), opinaba que se deriva del inglés food-foot “comida”, como otras voces de la trata negrera, por duplicación de la raíz monosilábica inglesa. Y para demostrar la antigüedad del vocablo, planteaba que Bachiller y Morales, decía que el vizconde de S. Javier halló las palabras fufú y ñame en Sierra Morena ( Tres años en Fernando Poo). Ello probaría solamente la antigüedad de su uso, aun por los conquistadores, y aseguraba el ilustre Ortiz (5), que en Cuba seguían comiendo fufú de plátano y de otras clases, y le conservamos el nombre.
El DRAE nos trae la palabra machuquillo, planteando que en Cuba el plato consiste en plátano verde o pintón hervido y aplastado hasta lograr una masa pastosa a la que se añade un poco de manteca. A lo que Ortiz agrega con respecto al machuquillo (6), guiso, o fruta de sartén, como diría el Diccionario de la Academia, que se hace con plátano machucado y luego dice ese diccionario que el plátano sólo se come de dos manera, crudo o en conserva.

(1) Nigricia. Antiguamente Sudán y por extensión fue llamada al África negra.
(2) José García de Arboleya, en su Manual de la Isla de Cuba, 2da edición, 1859.
(3) Glosario de Afronegrismos. 1924
(4) Se refiere a Juan Ignacio de Armas y su obra El lenguaje criollo. Habana. 1882.
(5) Catauro de cubanismos. Habana. 1923.
(6) Catauro de cubanismos. Habana. 1923.