¿Bodega o tienda? Quien
tenga tienda que la atienda y si no que la venda. Con ese refrán se ponderaba
la conveniencia del cuidado personal, según Pichardo. En Cuba la bodega, es la que
expende víveres al por menor o abacería, y tienda a las que venden lienzos o
telas, también al por menor, y si es al por mayor se denomina almacén, bien
definida para los habaneros. En los pueblos orientales le llamamos tienda,
venda lo que venda, sean víveres o abacería, lienzos o telas, siempre al por
menor. Y me preguntaban, ¿cómo las diferenciaban? Muy fácil, por el nombre del
local o el de los antiguos dueños, sin importar que el actual gobierno cubano desde
los años sesenta las expropiara todas, hasta la última venduta y quincalla.
Tengamos en cuenta que la mayoría de los pueblos se formaron alrededor de los
ingenios y demás fincas de campo conocidas por bateyes, y cada batey tenía un
local, llamado tienda mixta, por supuesto la que vendía de todo un poco. Sin
embargo, Pichardo nos señala que en Camagüey, antiguo Puerto Príncipe, aunque
son tiendas también de lienzos, comprendían los talleres en que se trabajaban
algunos artefactos y manufacturas como zapaterías, carpinterías, sastrerías,
etc. En esos mismos tiempos también a la bodega en la Habana y a la tienda en
Matanzas, la llamaban taberna, o pulpería en la segunda ciudad, al lugar donde
vendían vino, otros tipos de bebidas y algunos artículos de primer consumo,
como huevos, pan, galletas, velas, mercería, algunos lienzos, etc. Al dueño o
dependiente de la taberna, le decían tabernero, a los de las bodegas,
bodegueros (En Santiago de Cuba, catalanes) y a los de las tiendas, tenderos.
Merchante, a la persona que compraba géneros sin tener tienda fija, hoy se le
dice cliente. Siendo niño tuve la oportunidad de conocer la quincalla, pequeño
local que vendía objetos de metal, generalmente de escaso valor, como tijeras,
dedales, juegos de naipes, imitaciones de joyas, etc.