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miércoles, 6 de febrero de 2019

La palabra jan




Autor. Ivo Basterrechea Sosa.
Al jan siempre lo conocí como el palo con punta que se enterraba en hilera para confeccionar las cercas de alambre de púas, diferenciándose del horcón que es el madero vertical donde en las casas rústicas, a modo de columna, sirve para sostener las vigas o los aleros del tejado, como bien lo define el diccionario. Pichardo, en la edición de 1836, lo plantea como sinónimo de horcón en su sentido cubano, o estaca suelta, sin enterrar o fijar. Y en la edición de 1849, argumentaba que era el palo recto, grueso y sólido o pesado, regularmente con punta de manera que pueda clavarse o enterrarse verticalmente y con firmeza o fuerza del brazo, haciendo un hoyo con el mismo. Sembrar u hoyar a jan, o de jan . Haciendo los hoyos con un jan o palo duro puntiagudo. Suárez, en su Vocabulario cubano, lo describe como, estaca o palo puntiagudo que se utiliza para sembrar por medio de hoyos. Esta vez Suárez se quedó corto, sin embargo Fernando Ortiz, lo ve bien explicado y agrega, no es voz castiza, ni india, (en antillano es coa, que aún se usa en Cuba) ni africana. Es voz inglesa: hand, mano. Sembrar a jan, se dice, por sembrar a mano. En cambio el objeto si es antillanísimo, como puede verse en Oviedo y Las Casas, al describir la siembra de los conucos con las coas, como únicos instrumentos de labranza. Y de la palabreja se derivan janazo, golpe dado con cualquier palo y janear o janearse, sinónimo de detenerse o echarse. Esta palabra y sus derivaciones son más usadas en la parte oriental cubana.

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