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martes, 26 de marzo de 2019

Los escarmientos de Fidel Castro


Guillermo Isaías Sardiñas Menéndez, el cura con sotana verde olivo, fumador de puros, comandante y capellán del Ejército Rebelde, ¿a cuántos prisioneros “rebeldes” bendijo ante el pelotón de fusilamiento?
“El 20 de agosto de 1958, día en el que Fidel leyó en Radio Rebelde un parte largo donde recapitulaba todas las batallas desde el 29 de junio en Santo Domingo (Meriño, el Jigüe, el segundo combate de Santo Domingo, Las Vegas, Las Mercedes), a mí me sucedió un hecho que me impresionó sobremanera. Tenía un ayudante, un campesinito muy valiente, diecisiete años, pero que cometió la falta de sustraer de una mochila una lata de leche condensada y tres tabacos.”
“A ese niño le condenaron a muerte. No obstante, primero se mandó el resultado del juicio a la comandancia donde estaba Fidel para que decidiera. Y Fidel fríamente dijo: «Hay que fusilarlo para dar un escarmiento».” (...) “Pero entonces lo amarraron a un árbol, mientras que ese señor William Gálvez sádicamente iba haciendo los preparativos para el fusilamiento, como si de una fiesta se tratara; ” (...) “Hice lo mismo que Camilo, me aparté para no ver aquello, me fui detrás de una casa y me tapé los oídos para tampoco oír la descarga. Muchos compañeros hicieron lo mismo que Camilo y que yo, y ellos también siempre recordaron con mucha tristeza lo que fue verdaderamente un crimen.” (1)

(1) Memorias de un soldado cubano. “Benigno” Dariel Alarcón Ramírez. FÁBULA TUSQUETS EDITORES. 1996. Pág. 39, 42.

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