En 1953, cuando en el gobierno del
dictador Batista se construía el Monumento al “autor intelectual del Moncada”
José Martí, el destructor material de Cuba comandaba un grupo de jóvenes
“inferiores en número y armas” enviándolo hacia una muerte segura, tal y como
ocurrió, y después en su alegato tratara de criminales al ejercito de Batista,
nos preguntamos ¿Al atacar la segunda fortaleza militar del país, acaso esperaba
recibir ramos de flores? ¿Por qué él y su hermano no se inmolaron en la
bandera, como le exigieron a miles de “combatientes internacionalistas”, como
se lo pidieron a Pedro Tortoló Comas y a un grupo de constructores civiles en
Granada? Siempre el plan de fuga, vaya usted a saber si había un plan para sus
seguidores y otro, el más seguro para él y su hermanito ¡Qué casualidad, que no
se pegaron el “tiro de la vianda” cuando cayeron prisioneros, como lo hizo el
General Calixto García! Así de grande habrá sido su carrera para esconderse en
las montañas de la Sierra Maestra.
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