Ayer me afligí, al ver el último crucero “Norwegian
Sky” de la Royal Caribbean abandonar a Cuba, pero también me indigné cómo esa
dictadura castrista después de sesenta (60) años, continúa jugando al espionaje, y la mayoría de la población
creyendo a estas alturas, que el hambre y la miseria, son culpa de los Estados
Unidos de América. Luego al reflexionar y ver las fotos de los hipócritas Díaz
Canel y Bruno Rodríguez, mendigando en Rusia y China respectivamente, y reiterar
su apoyo incondicional al dictador Maduro, entonces me tranquilicé, al imaginar
entrar por la bahía de La Habana, los barcos bolivianos cargados de carne
(aunque Bolivia no tenga mar), y una flota de cruceros Chinese Caribbean y
Russian Caribbean, abarrotados de turistas. Así el tenebroso Raúl Castro borraría de su
mente de una vez y por todas, el incómodo discurso del presidente Obama, y también dejaría de recolectar
grillos para lograr revivir a su antaño enemigo. Ya lo recuperó para volver discursear sobre el bloqueo y chochear en nombre de la memoria de su
hermano, sin importar que la nueva generación de cubanos se revuelque en la
cochiquera del eterno Período Especial.
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