Jamás el Servicio de Investigación de las
Actividades Enemigas ni el Buró de Represión de Actividades Comunistas del
gobierno de Batista, amedrentaron la familia de Ángel Castro, el terrateniente
y explotador de haitianos como mano de obra barata a pesar de la cobarde y
criminal osadía de sus hijos al atacar por sorpresa la segunda fortaleza
militar de Cuba. Ya sabemos que quien creó el terror en toda Cuba fue el
tristemente celebre Movimiento 26 de julio, y a pesar de eso el “goebbelsiano” Castro
se encargó de voltear la tortilla y crear una historia criminal al ejercito
constitucional de Cuba. Sin embargo antes y ahora su dictadura heredada por su
hermano, sí utiliza ese método para atemorizar a las familias sin importarle
los niños de los disidentes, o los activistas políticos como es el caso del
joven Oscar Casanella, donde grabó un vídeo de la visita de dos agentes de la
tenebrosa secreta y represiva Seguridad del Estado. ¿Cuál era la intención?
Simplemente amedrentar al activista haciéndole saber que conocían su familia y
sólo advertirle a los padres que su hijo estaba muy activo denunciando los
abusos de la revolución. Así son de cobardes, terroristas y asesinos, que no les importa allanar una casa con niños adentro, usando equipos y armas largas, o una parte de lo más bajo y podrido de la población para un mitin de repudio.
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