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martes, 3 de septiembre de 2019

Granada la gran farsa de la Revolución cubana.


La invasión norteamericana a Granada fue para el pandillero Fidel, el tiro salido por la culata. En Cuba por lo menos no había Internet y teníamos que soportar la avalancha de mentiras a que nos tenía acostumbrado. En nuestro país han existido “varios canales de comunicación” para informar al pueblo: los primeros, la prensa, radio y tv oficialistas cargados de mentiras y sensacionalismos patrioteros, y otros, dirigidos a la militancia juvenil y a la partidista, donde el terrorista de Fidel creía se guardaba el mejor “secreto de los héroes” de la patria y el Estado, y lo hacía, me imagino que todavía lo hacen, a través de los materiales de estudios (Un periódico más grande que el oficialista Granma) en los círculos de ambas militancias, donde tampoco filtraban toda la verdad, sino parte de ella, la que les convenía. La verdadera nada más, el grupo cercano que lo rodeaba. En ese tiempo, las noticias para todo el pueblo, era la “invasión mercenaria y asesina del imperialismo yanqui a la pequeña isla de Granada” (pobrecitos), y donde el Comandante en Jefe había impartido órdenes “contundentes y precisas” para que los constructores y combatientes tomaran las armas y protegieran el aeropuerto internacional Point Salinas, con sus vidas. Que nuestros “héroes internacionalistas”, ya habían obstaculizado la pista (por cierto casi más grande que la isla) y tenían órdenes de La Habana para que dispararan a los paracaidistas y no los dejaran aterrizar, y se recibían noticias que la “lucha era cruenta” y los “valerosos obreros” con las armas en las manos morían antes de caer prisionero y se reconcentraban en grupos y el último grupo prefirió inmolarse en la bandera cubana antes caer prisionero en manos de los invasores imperialistas. Y después el recibimiento al héroe coronel Pedro Tortoló, que según Fidel, “hijo de Mariana Grajales” hasta compararlo con el lugarteniente Antonio Maceo, pero unos día más tarde ya circulaba un vídeo, entre la militancia, donde el secretario del PCC en Granada, herido y en silla de ruedas, lo desmentía todo. Alguien pagaría la infamia. El general Raúl Castro, después de degradar al “Antonio Maceo” y para desviar la atención, acudieron a su diabólica maquinaria “goebbelsiana” y corrió la bola “Compre Popis (Tenis) Tortoló para correr veloz” y el populacho como siempre se iba con la de trapo estigmatizando a un hombre que con su servilismo prefirió que lo mandaran a Angola, en vez de disentir y contar la verdad, aunque lo fusilaran.

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