Además del pueblo cubano, los patos y las
langostas fueron las víctimas más comunes del matonesco Fidel Castro, afición que
también heredaron sus hijos. “Setenta y seis patos mató Fidel Castro en sólo
tres horas”, según el fotógrafo Eddie Adams*, en un artículo publicado en 1984 en la
revista TIME, y argumenta, “quedó muy molesto porque se le escapó uno”. Ni
cuando era pandillero en las calles de la Habana ni en la operación de cayo
Confite ni en el bogotazo ni en el asalto al cuartel Moncada ni en el desembarco
del Granma ni en Bahía de Cochinos, el pandillero Fidel disparó un tiro. Sólo
la farsante fotografía con su fusil de mirilla telescópica tomada en la Sierra
Maestra, por el periodista americano Herbert Matthews. Y me pregunto, ¿Alguno de sus hijos peleó en
Angola o Etiopía? Edad tenían para eso, pero les faltó otra cosa. Mejor se
dedicaron a matar patos y a comer langostas.
* Fotografía casi desconocida del Archivo
fotográfico Eddie Adams / The Dolph Briscoe Center for American History en la
Universidad de Texas en Austin.
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