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viernes, 26 de julio de 2019

Radiografía de la corrupción socialista. Parte II


Esos Congresos y asambleas, junto a las escuelas de Cuadros de todas esas organizaciones “revolucionarias” a cualquier nivel, además de los gastos que generan, no son más que formadores de mafiosos donde empieza el cambalache de tarjetas, números de teléfonos, el viceministro tal para que me resuelva un viaje al extranjero, el director de la empresa cárnica me asegure la carne, un director de la industria ligera, ropas y zapatos, el administrador avícola, el pollo, la cantidad de huevos, el director del puerto una lancha aunque sea la veterinaria de inspeccionar los barcos para un día de pesca, el administrador de las casas de visitas que me facilite el lugar para las orgías, o el administrador de los “Minsapitos” que invite a las enfermeras, el de eventos gastronómicos desde el refresco y el helado, hasta una mesa en la discoteca para mí, y mi querida, con reguetonero incluido, la gran mayoría tiene queridas, o queridos, los de salud pública los mejores médicos y la mejor atención, las medicinas que necesita un amigo, los de bebidas y licores los mejores rones, las de tabacos los presentes para mi amigo el extranjero, el dirigente del interior (o provincia) pidiéndole una semana al amigo inspector habanero para que se relaje un poco y se hospede con viáticos en el hotel tal o más cual de la provincia, y viceversa, el cuádrame una reunión en la capital de dos o tres días, el vice que entrega los autos, el director del Abastecimiento Técnico Material, desde una llanta, un parabrisas o lo que tu pidas por esa boca a cambio de..., ¿Esto no es bloqueo?, y el cielo cubano se llena de aviones para reuniones, asambleas y congresos donde los cuadros van para allá o vienen para acá, y no chocan los aviones, (como decía el imbécil de Alarcón), son miles y miles que después participan en desfiles y gritan “el que no salte es yanqui”, actos de repudio para defender las conquistas de su “sociolismo”, hasta que te “quemas” o te destronan, y entonces quieres mantener el mismo ritmo de vida y te conviertes en el vulgar delincuente sin guayabera, o simplemente haces de pintor como el ex-canciller Robaina y cientos de miles que pasaron por eso.