Desconozco el santoral al que pertenece
el patriota cubano José Martí, para que la dictadura castrista condene por
sacrilegio las acciones del individuo o individuos, llamados clandestinos, que
“bañan en sangre” las estatuas del apóstol. Una luz divina cegó al hombre que
respiraba aún amenazas de muerte en contra de los discípulos y convirtió a
Saulo, en Pablo (1), y Pablo predicó el Evangelio por el mundo, pero La Biblia
nunca ocultó el pasado del apóstol. La revista comunista Bohemia, comparó
sacrílegamente, la barba de Castro con la de Cristo (2) y según el propio
Castro cacareaba ser marxista-leninista hasta su muerte, por lo tanto era ateo.
El mismo Castro se encargó de plantear “creo que si hicimos un ejército con 12
hombres” sembrando subliminalmente en el pueblo la santificación de sus bandoleros
rebeldes, y que todos sabemos fueron más de “doce” (3). “Porque como el de
Jesús, el sacrificio de Martí resulta a la postre impagable, y por tanto
resulta también el significante de una deuda que nos esclaviza”, así expresó el
estudioso martiano Francisco Morán, en una entrevista, donde habla de una
estatua de mármol lavada a manguera cada día, una ciudad que en vida de Martí
se llamó Martí City, un juego de pelota en el que se enfrentaron los equipos
Martí y Patria, una frase martiana con la que se justificó el Mariel y de
muchos otros temas (4). Un día escribí sobre el señor de mi pueblo, cuando vio
en un billete con la denominación de un peso, que a Martí lo corrieron del
centro, y comentó “para la próxima edición lo sacarán del billete” y la gracia
le costó, creo que dos años de cárcel. Yo prefiero el Martí de la vox populi, en el Pepito ginebra, en
el que tuvo una hija fuera del matrimonio (5), en el “pico de oro”, el ilustre,
el literato, el héroe de carne y hueso como tuvimos tantos, y hoy no tienen
monumentos, porque esa dictadura castrista, en los parques y las avenidas de
todo el país, les arrancó a las estatuas sus bustos, a otras les cortaron los
cuerpos dejando los zapatos sobre los pedestales a los que despojaron sus
tarjas, cincelaron cualquier inscripción en bajo, o alto relieve, y los
monumentos perdieron parte del conjunto escultórico, hasta los respaldares de
los bancos de granito, fueron cincelados sus letreros incrustados en los
respaldos que identificaban o publicitaban los nombres de las sociedades, de
beneficencia, o económicas del país, o de cualquier propietario que los
patrocinó, los nombres de los próceres o patriotas que no encajaron en los
ideales de su nueva historia y no se lo consultaron a nadie ni nadie los ha
condenado por ello. Continuará/....
Bibliografía.
(1)
(1)
La Biblia. Editorial Vida. Miami, Florida. Edición 1999. Hechos 9:1-19
(2)
Paradojas.
Fulgencio Batista. Ediciones Botas. México, 1963. Pág, 50
(3)
Discurso
pronunciado por Fidel Castro, a su llegada a La Habana, en Ciudad Libertad, el
8 de enero de 1959
Entrevista
realizada por el escritor Gerardo Fernández Fe. Miami, 28 de enero del 2015, a Francisco Morán,
Martí, la justicia infinita. Notas sobre
ética y otredad en la escritura martiana (1875-1894) (Verbum,
Madrid, 2014).
(5) José Martí y la
paternidad de María Mantilla. Dr. Antonio de la Cova.
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