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sábado, 25 de enero de 2020

¿Quién en Cuba se atrevería juzgar a este “payaso”?


En los tiempos de los campos de concentración de la UMAP, quizás por “elvispresliano” o “feminoide” según el pandillero homófobo Fidel Castro (1), este chileno Víctor Hugo Robles peligrosísimo bufón, y revoltoso delincuente internacional, perdería la melena “guevariana” por el sólo hecho de usar la nefasta boina negra con la estrella solitaria, sin ver más la luz, y por atreverse a profanar de carmín los labios de la estatua de José Martí cubriendo sus hombros con la bandera LGBT, sin respetar la preferencia sexual del Apóstol, quien en su tiempo hubiera querido toda la sangre de un cerdo sobre su persona, antes de mostrar cualquier atributo femenil. Y el agitador, y despreciable personaje no tuvo que esconderse ni ser clandestino para mancillar la imagen de una de las figuras más querida de los cubanos, y los llamados “martianos” de allá y de acá, ni se ofendieron ante el agravio. Ni hablar de esa maldecida dictadura castrista y su Mariela Castro, hija del déspota General Raúl, apañadora de tamaña acción. Pienso que como mismo defendemos a gritos el respeto de la minoría LGTB, también los heterosexuales merecen igual respeto. Dos individuos “vulgares delictivos de muy bajo nivel” escogidos como machos cabríos que el sumo sacerdote sacrificaba por los pecados de los israelitas, le sirvieron al siniestro régimen socialista como escarnio y exacerbación del odio, para sembrar el terror extremado, y exagerado, en la población contra cualquier disidente, y un grupo de jóvenes del exilo como Alexander Otaola, Roberto San Martín (el hijo de la actriz Susana Pérez), Liú Santiesteban, Aldo el aldeano y muchos más, que se han convertido en una piedra para la bota castrense. Diego Armando Maradona, connotado drogadicto confeso, y presunto pederasta de nuestras niñas, mimado de esa sangrienta dictadura y sus líderes, nunca sería juzgado ni por las leyes ni repudiado por el adoctrinado pueblo cubano. ¿Cuándo los periodistas oficialistas aprenderán que para esa fecha de 1871, el Cementerio de Espada, no tenía tumbas sino nichos, y que Gonzalo Castañón nunca fue un prócer de España?, más bien el español fue un bufón al estilo del chileno que corrió con la suerte de que Fidel Castro, el más homófobo de los cubanos estuviera muerto, quien sí le hubiera aplicado el paredón, “porque nuestra sociedad no puede darles cabida a esas degeneraciones (APLAUSOS). La sociedad socialista no puede permitir ese tipo de degeneraciones. ¿Jovencitos aspirantes a eso?  ¡No!  “Árbol que creció torcido...”, ya el remedio no es tan fácil (2). Si el extravagante chileno, y el drogadicto, pederasta argentino, están por encima de la Ley cubana, ¿por qué encausar a dos jóvenes cubanos, “que su bajo nivel” es el resultado de ese hombre nuevo formado por la dictadura?

(1) y (2) Discurso de Fidel Castro en la clausura del acto para conmemorar el VI
 aniversario del asalto al palacio presidencial, celebrado en la escalinata de la universidad de la habana, el 13 de marzo de 1963.

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