Coincidentemente la primera epidemia del cólera en la Isla de Cuba, en La Habana de 1833, tenía el nombre de asiático, así se conoció, como el Cólera Morbo Asiático. El primer paciente*, don José Soler, vivía frente al costado del edificio que se construía para la Real Cárcel, del cual tomó nombre la calle, (hoy Capdevila), el 29 de septiembre de 1836, tres años después de la epidemia. El primer doctor que lo atendió Manuel Piedra, médico-cirujano, acudió al llamado del paciente alrededor de las diez de la mañana para que le curara unos vómitos y diarreas. El doctor lo examinó, y entre los síntomas, pulso deficiente y concentrado, frialdad, calambres o contracciones nerviosas en las extremidades inferiores, lengua húmeda y plana en su color natural, rostro plúmbeo (color plomo), ojos hundidos, voz ventricular (estomacal), sed insaciable, vómitos y diarreas muy líquidos de color albugíneo (blanco), el vientre flexible al tacto y sin dolor en parte alguna. El doctor no lo dudó, el paciente estaba en presencia del Cólera Morbo Asiático. No obstante, buscó una segunda opinión en el doctor Domingo Rosain**, el cual diagnosticó lo mismo, y le prescribieron de uso exterior, frotación de alcohol de vino rectificado con alcanfor, y tintura de cantáridas caliente, sinapismos volantes (cataplasma de polvo de mostaza) en todas las extremidades. Interiormente (oral) emulsión Van Swieten preparada con manzanilla, y medio dracma (octava parte de una onza) de éter. No había dudas, el señor Soler falleció al otro día y a partir de esa fecha se declaró la epidemia el 25 de febrero de 1833. Continuará…
* Su primer paciente fue el negro emancipado Arcadio, que murió el día anterior con los mismos síntomas, el negro estaba a cargo de Petrona Pozo, en la morada de Francisco Marty Torrens, dueño del teatro Tacón de La Habana.
** El doctor Domingo Rosain era el padre del autor del libro.
Bibliografía:
Rosain, Domingo. Necrópolis de La Habana. 1875. Pág. 419 – 423.
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