Hasta mediados del siglo XIX, en la misma medida en que el vapor sustituía las velas de los buques y la mayoría de las colonias se independizaban de España, se desvanecía la férrea idea paternal de pretender que sus hijos fueran marineros, sacerdotes, o soldados, que prevaleció durante siglos. Máximo Gómez Báez, fue uno de los que cambió sus estudios eclesiásticos deseados por su madre y su padrino el cura del pueblo (1), por la carrera militar. Eran tiempos de la incipiente identidad nacional de los pueblos y sólo se combatía contra cualquier potencia extranjera fuera cual fuera. Si sacamos a nuestros héroes del contexto y su tiempo, quedaríamos a merced de un desastre histórico. Si dejamos de ver como anexionistas y traidores a los dominicanos Máximo Gómez Báez, los hermanos Marcano y su tío Modesto Díaz Álvarez, a Marcos Maceo, a Calixto García de Luna e Izquierdo, al general venezolano Narciso López, también dejaríamos de ver como traidor “a Simón Bolívar el mismo que entregó a Miranda el Grande a los españoles en La Guaira, cuando sólo él, según el mismo escritor, había sido el culpable por su descuido de la rendición de Puerto Cabello, y por consiguiente, de la derrota de los patriotas y el triste fin de la primera República de Venezuela (2). Por eso al conocerlos más, siento mayor interés por conocer sus historias y hazañas, aumenta también en mí el sentimiento y agradecimiento hacia ellos, porque al final todos sacrificaron sus bienes, expusieron sus vidas, y la gran mayoría murió por una causa que creyeron justa en su justo momento. Aceptarlos o juzgarlos depende de cada quien.
Bibliografía.
1.- Máximo Gómez Báez III. Horas de tregua. Biblioteca Cuba. Habana. Año 1916.
(Carta a su hija Clementina). Pág. 7
2.- De Céspedes y Quesada, Carlos Manuel (Hijo del Padre de la Patria). Manuel de Quesada y Loynaz. Academia de la Historia. Habana. 1925. Pág. 14
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