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lunes, 22 de junio de 2020

La captura de Fidel Castro después del ataque al Moncada. (Parte I)

A Fidel no lo conocían ni sus padres, ni su propia esposa ni su suegro ni su cuñado. A Fidel lo sacaron del contexto histórico, era en esos momentos del ataque al cuartel Moncada un pelele esquizofrénico o, mejor dicho, “un gangstercito, como lo llamaba despectivamente Eduardo Chibás” (1). Sobredimensionaron su personaje después del desembarco del Granma. Tan cierto que el ejército aseguraba que el plan era dirigido por Carlos Prío Socarrás, Aureliano Sánchez Arango, Eufemio Fernández, Juan Marinello Vidaurreta, Blas Roca, Emilio Ochoa y otros dirigentes (2). El ejército se enteró que Fidel Castro, era el cabecilla cuando los primeros veintiún detenidos lo delataron (3). Varias personas amigas y familiares de Fidel hicieron gestiones cerca del presidente Batista para que respetara la vida de los prisioneros y principalmente a Fidel Castro (4). En este tiempo Rafael José Díaz-Balart era Ministro de Transporte en el gabinete de Fulgencio Batista, y el padre de Mirta, la esposa de Fidel (5). Mirta habló con el Arzobispo Monseñor Enrique Pérez Serantes para que intercediera, también lo hicieron la madre de Fidel, Lina Ruz y una hermana (ver fotos de Bohemia). Batista, le comunicó en un cable al jefe del Regimiento militar de Oriente, Alberto del Río Chaviano:
-Capture vivo al cabecilla del asalto al Moncada (6).
El coronel Alberto Río Chaviano publica una carta abierta para el Arzobispo de Santiago de Cuba, Monseñor Enrique Pérez Serantes (7).
“Mis distinguidos amigos, consecuentemente con la conversación sostenida anoche en mi casa particular, con motivo de los lamentables sucesos ocurridos el día 28 del presente mes conocen ustedes que como cubano que anhela la paz y la armonía entre los conciudadanos, les dije que estoy dispuesto a cooperar, con la mejor voluntad y los mejores sentimientos a fin de llevar a esta provincia a un estado de normalidad, lo que considero muy necesario a toda colectividad, a todo el conglomerado social, finalidad y noble sentimiento en que siempre hemos coincidido, ya que en horas de la tarde, antes de su visita yo me había (ilegible). Por la prensa radial y escrita a nuestra sociedad, dándole a conocer mis buenos deseos acordes con los que más tarde me fueron expuestos por ustedes en la referida conspiración”.
            “En el día de hoy, al llegar a mi despacho el primer informe que tuve fue que en horas de la mañana pandillas armadas habían tiroteado desde una máquina (auto) a las fuerzas del Ejército y que marchaban por la carretera de Siboney a la playa cerca del lugar conocido por Anacauita, así como de las otras lomas conocidas por La Boca, disparos estos que fueron hechos por personas que se encontraban en la bodega cercana a ese lugar”.
            “Es importante que ustedes comprenderán la difícil situación que estos grupos sediciosos que aún se encuentran esparcidos por los abrigos naturales que disparen como francotiradores a las unidades militares que cuidan del orden y con esa actitud provocando un estado de alarma e intranquilidad en la sociedad de tal manera, que justo es confesarlo, se ha mezclado en estos días, intranquilidad y desmanes. Lo que a esta provincia (…) dirigidos por politiqueros enriquecidos con los dineros del erario”.
            “Créame sinceramente que es a esos rufianes y malhechores a quienes ustedes debieran visitar, a cuyo efecto les brindo a ustedes y a ellos, como lo he estado haciendo hasta ahora, toda clase de garantías para viabilizar la consecución de esos fines tan nobles y al objeto de esos grupos sediciosos depongan las armas y no continúen atacando a mansalva a los guardadores del orden, que son, en definitiva, los únicos que brindan la seguridad y estabilidad necesarias”.
Firmado: Alberto del Río Chaviano. Coronel Jefe del Regimiento número 1. Maceo. M.M.N y P *.

* Pido disculpa de existir cualquier palabra cambiada por lo gastado del texto, no existe ninguna otra intensión.

Bibliografía:
(1), (4), y (6) El gran culpable. ¿Cómo 12 guerrilleros aniquilaron a 45 000 soldados? José Suárez Núñez. Caracas. 1963. Pág. 14
(5) Wikipedia en inglés.
(2), (3), y (7) Diario de la Marina, correspondientes al 28, 29, 31 de julio de 1953.

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