Según mi opinión, el paisanaje se impuso a la fe. Ambos eran gallegos, Ángel María Bautista Castro Argiz, padre de Fidel y el monseñor Enrique Pérez Serantes. El primero de Lugo, y el segundo de Pontevedra, pertenecientes a la Comunidad Autónoma de Galicia. A pesar de no ser católico ni empatizar con el prelado, creo más en él por ser parte testimonial del día a día en los sucesos publicados por el Diario de la Marina, que en la “recopilación histórica” de la oportunista periodista Marta Rojas R., y del farsante pandillero Fidel Castro, cuando difamaron de asesino al coronel Alberto Ríos Chaviano, concepto que el arzobispo en el justo momento no compartía de su amigo militar, dejándolo claro en carta publicada por la prensa el 31 de julio de 1953, cinco días después del ataque. Un ejemplo de ello, es el último párrafo de la misiva. “Espero, pues sus indicaciones para dar comienzo sin más dilación a esta labor. Aprovecho esta oportunidad para felicitar a usted una vez más, por sus nobles y cristianos sentimientos, por este rasgo, propio de un militar altamente pundonoroso, honra y prez del Ejército, digno del alto cargo que desempeña, de tanta responsabilidad siempre, pero de modo especial, en estos críticos momentos. Suerte para la República y suerte grande para Santiago de Cuba contar con un jefe así en la hora presente. Bendiga el Señor esta empresa y bendigamos a todos, bendiga a la República. Su seguro servidor y amigo y Prelado que le bendice. Firmado: Enrique, arzobispo de Santiago de Cuba”.
Nota: Quién desee ver la carta completa y los sucesos de ese día publicados en dos páginas del Diario de la Marina, escriba a habanacimarrona@gmail.com y se las haré llegar.
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