He ahí la cuestión, mientras se vivía en
LIBERTAD durante la República, Martí no era de nadie, no era de ningún político
ni Partido ni gobierno ni Movimiento, ni ideología, nuestro Apóstol era de la
PATRIA. No hay en la historia de Cuba testimonio más elocuente, más verídico, y vivo, que hable por sí solo, como el
de la desaparición del sustantivo LIBERTAD por el de MUERTE, en las monedas
cubanas. Y desde el 2 de abril de 1915, durante el primer período presidencial de Mario García Menocal (1913-1917), fue cuando se estampó por primera vez la imagen de Martí en una
moneda metálica tomando como patrón el oro logrando la unificación monetaria
bajo un patrón nacional, casi cuarenta y cuatro años en su mayoría en paridad
con el dólar. Si revisamos las emisiones
de monedas durante la República, vemos el lema de PATRIA Y LIBERTAD, incluido en la emisión del Centenario del Apóstol durante el gobierno de Fulgencio Batista,
y fue precisamente el pandillero Fidel Castro, quien comenzó enlutando la PATRIA al manipular el pensamiento y la imagen del más querido de los cubanos. Es a
partir de su Revolución en 1959, que la palabra LIBERTAD desaparece de las
monedas y de la PATRIA, acompañando la imagen de Martí, la MUERTE, ensangrentándola
(NO CON PINTURA NI SANGRE DE CERDO) sino con los fusilamientos sumarios,
encarcelamientos, emigraciones masivas obligadas por el hambre y la miseria del
socialismo, adoctrinando más que enseñar a un pueblo, ¿no es acaso un
vandalismo, un suicidio político, perpetuar la palabra MUERTE encima de la
imagen de Martí en un trozo de metal?, ¿cuál es la diferencia entre el metal,
el yeso y el mármol reluciente?, ¿acaso no es más criminal ofenderse por la
sangre de cerdo, que por la sangre derramada de un pueblo sacrificado en nombre
del Apóstol? No le temamos al fuego de las antorchas porque nadie más que
Martí, gritaba LIBERTAD, porque libre fue su obra, su pensamiento, su acción,
ni siquiera debemos de privar al Martí que llevamos dentro, ha llegado la hora de
echarlo a volar.