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jueves, 9 de julio de 2020

La captura de Fidel Castro después del ataque al Moncada. (Final)

Resumen, de un resumen del Diario de la Marina (D de la M), el 5 de agosto de 1953. A las 6.30 a.m, el monseñor Enrique Pérez Serantes sale del Arzobispado en un “jeep” chapa (placa) 16037, junto al chofer. Sentados detrás, un dirigente católico y los reporteros del D de la M. Tomaron rumbo a la Playa Siboney, sin escolta militar. Horas antes un avión militar a baja altura distribuía volantes anunciando la visita del prelado y a pesar de ello, fue tiroteado por los fugitivos, sin riposta de los militares por tal de cumplir el compromiso del coronel Chaviano, hecho que justifica, lo dicho por José Suárez Núñez, “las historias posteriores de que un oficial le perdonó la vida al reconocerlo, porque su religión le prohibía matar, son producto de la imaginación calenturienta de algunos novelistas cubanos de esquina (1)”. Un campesino indica donde hay un grupo de fugitivos. El monseñor baja del “jeep”, camina mirando a los lados, alrededor de las 8.00 a.m, un poco alejados de la curva, se divisan unos hombres que en fila india y guiados por un campesino se dirigen hacia el borde de la carretera. El “jeep” da la vuelta, mientras el monseñor va hacia ellos, suena un disparo de rifle y luego dos más. Por la carretera en dirección contraria a Santiago, un soldado, rifle en mano se acerca. Otro más sale de las malezas y da a los jóvenes órdenes categóricas de detención: ¡Todos manos arriba!¡Qué nadie se mueva! Serantes se dirige a los soldados: Soy el arzobispo de Santiago de Cuba. Estos muchachos se entregan y estoy respaldado por vuestro coronel, que me ha dado todas las facilidades para esta gestión de paz, de reconciliación de hermano”. “La vida de estos hombres, Padre está garantizada, pero no se puede fiar de ellos. Estos mismos quisieron matarnos a todos, a traición, en emboscada”. “Lo siento padre, pero tengo que hacer entrega de ellos a mi jefe, que está en las lomas, donde se han entregado tres más. Hable usted con él cuando regrese”. El prelado envía a los reporteros por el coronel Chaviano, y quien recibe la noticia es el propio comandante Pérez Chaumont, y de regreso hay tres jóvenes más que se han entregado al ejército, entre ellos Fidel Castro. La caravana va rumbo a Santiago, delante el “jeep” del comandante Pérez Choumont, sigue un carro abierto con fuerzas del ejército, y en el centro, sentados, los ocho detenidos. Detrás, el “jeep” del monseñor Serantes. Son las 10 y 45 a.m. En el mismo vivac, el comandante Pérez Chaumont saluda y despide al arzobispo Enrique Pérez Serantes, y dirigiéndose a la prensa: “Pueden dar la noticia de que entre los detenidos está Fidel Castro”. Era el sábado 1 de agosto de 1953.

Bibliografía:
1.- El gran culpable. ¿Cómo 12 guerrilleros aniquilaron a 45 000 soldados? José Suárez Núñez. Caracas. 1963. Pág. 15

Referencia: Primera página del Diario de la Marina correspondiente al 5 de agosto de 1953.

miércoles, 8 de julio de 2020

La captura de Raúl Castro después del ataque al Moncada.

Quiero destacar dos cosas. La primera, observen como ni la prensa ni las autoridades juzgaron a los detenidos, acusándolos de asesinos, mercenarios, violentos o cobardes. Segundo que yo al carecer de la verdad absoluta me ajusto a la descripción del Diario de la Marina, tal y como lo publicó el día 31 de julio de 1953.
A continuación, la declaración de Raúl Castro Ruz. “Que fue detenido por miembros del Servicio de Inteligencia Militar a las órdenes del Capitán Lavastida en las proximidades de San Luis. El detenido Raúl Castro declaró que vivía en Neptuno 914, en la ciudad de La Habana, que era estudiante de Ciencia Sociales. Sus padres viven en Birán, cerca de Marcané, Mayarí y le pasan una mesada. Agregó Raúl Castro que el viernes por la noche salió invitado por su hermano Fidel Castro para Oriente, desconociendo los planes que se habían trazado para el movimiento y que no lo supo hasta que se encuentra en la finca Siboney, donde le informaron que iban a tomar el cuartel Moncada, explicándoles el plan que salió todo al revés. Tenían ordenes de hacer prisioneros, pero no matar a nadie. Dijo también a las autoridades que lo interrogaron que al terminarse el movimiento publicarían una proclama en la que se hablaría de una repartición de tierras a los campesinos como una verdadera reforma agraria, y se daría el veinticinco porciento de la producción a todos los obreros de las fábricas además de una serie de leyes progresistas. Continúa diciendo, que penetraron cinco compañeros en la Audiencia de Santiago con el objeto de tomarla y evitar de ese modo que los soldados que la custodiaban pudieran hacer fuego sobre sus compañeros, guardándole la retirada a los que estaban encargados de tomar el cuartel “Moncada”. En el momento en que se acercaban al edificio de la Audiencia pasaba un soldado a quien le dieron el alto y lo llevaron para adentro. Entonces tocaron a la puerta y cuando salió el sereno él, personalmente lo amenazó con su escopeta. Simultáneamente eran detenidos dos soldados que dormían en el tercer piso del edificio. Llegaron a la azotea, pero no podían disparar hasta el cuartel debido a que había que sacar mucho el cuerpo por lo alto de los muros de la misma. Al poco rato llegaron tres o cuatro policías y un paisano con una pistola en mano y le franquearon la puerta desarmándolos. Pero cuando se dieron cuenta que el golpe había fallado, abandonaron el lugar. Desconocían si el plan era nacional, manifestó Raúl Castro, así como el ataque al puesto de Bayamo. Continúa diciendo, que apenas llegaron a esta ciudad los revolucionarios fueron trasladados para una finca cerca de Siboney, y una vez allí, les dieron uniformes y armas para el asalto. No se le había explicado ningún plan, solamente, las explicaciones que había relatado que fueron dadas verbalmente por su hermano Fidel. De todos los individuos que venían sólo conocía algunos de vista. Agregó que antes era ortodoxo y que la ortodoxia ya no existía. Cuando salió del Palacio de Justicia se despojó de la ropa militar quedándose con un pantalón de civil que llevaba, abandonando las armas. Entonces atravesó la calle Garzón corriendo y así anduvo hasta la terminal de ferrocarril caminando por la línea hasta el poblado del Cristo, durmiendo en un campo de caña. Al día siguiente estuvo caminando a lo largo de la línea del ferrocarril hasta llegar a Dos Caminos, en donde subió al pueblo y compró pan y agua continuando el viaje a pie, hasta que fue detenido. Dijo a los soldados que lo detuvieron que era de Marcané y que se le había acabado el dinero siendo conducido al cuartel de la Guardia Rural de San Luis donde lo remitieron al vivac”. Hasta aquí la declaración de Raúl Castro. Luego a continuación el Diario inserta esta información.
Todos los demás detenidos hacen parecidas declaraciones, expresando que han sido muy bien tratados por las autoridades militares, sin que hayan sido maltratados, ni vejados ni coaccionados, agregando que todos vinieron engañados a esta ciudad, pues se les había dicho que iban a la fiesta de carnaval y que harían práctica de tiro. Fidel Castro les dijo, después que sabían que iban a tomar el cuartel, que la guarnición del mismo estaba con ellos, para marchar de cuartel en cuartel hasta La Habana.
Como ven ni una sola ofensa, esto lo reitero yo. Fin.

martes, 7 de julio de 2020

La captura de Fidel Castro después del ataque al Moncada. (Parte IV)

Quizás no lo conozcan por el nombre de Agustín Díaz Cartaya, menos el “Negro Thompson” debido a su parecido con Harry Thompson que jugó la tercera base del Club Habana y lo apodaban “la ametralladora Thompson”, pues por ahí tampoco, pero, qué cubano no ha escuchado la letra del Himno 26 de julio, y muchas otras marchas, compuestas por este “héroe” del Moncada, que fue al asalto olvidando en Marianao su ametralladora Thompson, o escopeta de “parles”. Antes de que lo capturaran, él mismo se presentó en las oficinas del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) y de forma indignada “acusó” a algunos individuos que “pretendieron llevarlo a Santiago de Cuba engañado para utilizarlo como carne de cañón, que estaba horrorizado de los hechos realizados y que ha relatado la prensa. Y se felicita de no haber aceptado la invitación que le hicieron para ir a los carnavales de Santiago de Cuba”. Luego de leer esto, ¿se podría creer lo publicado en la prensa castrista EcuRed?, que “el 12 de febrero de 1954, cuando el dictador Fulgencio Batista visitaba el Penal para inaugurar la planta eléctrica de la prisión, Agustín Díaz Cartaya, junto a sus 25 compañeros entonó a toda voz la Marcha del 26 de Julio. Batista prestó atención a la letra y visiblemente disgustado sólo preguntó quiénes cantaban, luego abandonó rápidamente el reclusorio. Por esta acción fue castigado severamente junto a Fidel Castro, Israel Tápanes, Ramiro Valdés, y Ernesto Tizol”. Soy de la opinión, que ninguno de los sobrevivientes del asalto al Cuartel Moncada, disparó un tiro, y todos salieron huyendo al comenzar la acción, eso puede explicar lo bajo de sus condenas. ¡Qué casualidad!, muchos de ellos, también quedaron vivos durante el desembarco del Granma.

lunes, 6 de julio de 2020

La captura de Fidel Castro después del ataque al Moncada. (Parte III)

¿Alguien recuerda cuando Fidel mintió al pueblo que los invasores a Bahía de Cochinos, declaraban que no sabían a qué venían y lo hacían engañados?, pues muy fresca tenía la experiencia, eso mismo dijeron los sobrevivientes capitanes arañas, cuando fueron detenidos después del ataque al cuartel Moncada. Un ejemplo, Ramiro Valdés Menéndez vecino de Artemisa, de 21 años, capturado en la carretera del Morro, quien declaró el día 1 de agosto de 1953 delante de la prensa, porque así lo quiso el ejercito, “que fue a Santiago invitado para asistir a las fiestas de los carnavales y que después iba a participar en un mitin que se daría en un parque para preparar un movimiento. A su llegada fue trasladado a la finca siboney, siendo traído el domingo para Santiago a tomar el cuartel, acción esta que desconocía. Pero encontrándose el cuartel “Moncada” cerca de la carretera Central decidió ausentarse tomando las lomas hacia el castillo del Morro. Aseguró que no conocía a Fidel Castro ni a los otros detenidos”. Aquí tienen otro de los sobrevivientes, “héroe” del asalto al cuartel Moncada, que no disparó un tiro, no participó en la gesta. No por gusto esa malnacida Revolución y su tétrico líder desaparecieron todo tipo de documentación que no fuera oficialista. Hay un dicho que reza no hay crimen perfecto, siempre el criminal deja una huella. Ese mismo día el monseñor Enrique Pérez Serrantes invirtió siete horas, buscando a los fugitivos del asalto al Moncada, y hasta un avión con altoparlantes y volantes que pedían se entregaran, que sus vidas serían respetadas, así le prometió el ejercito, mientras un soldado moría por sus heridas de balas.

Nota: Quiénes deseen ver las dos páginas del Diario de la Marina, que trata estos hechos escriba a habanacimarrona@gmail.com y se las haré llegar.

domingo, 5 de julio de 2020

Una chipoja, una tiñosa y una sabandija atacan a un biólogo cubano*.

La chipoja Irma Shelton del noticiero castrista arremetió en contra del biólogo cubano Ariel Ruiz Urquiola, pero esta vez camaleónicamente, camuflada en las imágenes manipuladas de lo ocurrido durante el 44 período ordinario de sesiones del Consejo de Derechos Humanos (CDH) de la ONU, celebrado en Ginebra, Suiza, después de haberlo hecho la tiñosa diplomática Jairo Rodríguez, acompañado del “aurero” de Venezuela, China, Norcorea y Eritrea, que vuela alrededor de sus dictaduras carroñosas. Y ahora sale una sabandija del periódico oficialista Granma, preguntándose, ¿quién es Ariel Ruiz Urquiola?, y panfleteando espeta que “este individuo, de biólogo y usufructuario de tierra en Viñales, la maquinaria del Gobierno estadounidense lo convirtió en un supuesto militante ecologista y defensor de los derechos humanos”, ignorando que ese mismo periódico Granma, el 15 de febrero del 2002, hace 18 años publicó un reportaje intitulado “Cruzada para salvar especies” de Orfilio Peláez, reconociendo el trabajo del joven investigador Ariel Ruiz Urquiola. Mercenarios, hostiles y mentirosos, son esta especie en extinción que muta cuando disfruta del capitalismo, y ningún biólogo del mundo podrá salvar, porque primero se agarra un mentiroso que a un cojo corriendo. Y por eso traigo a colación las palabras de Vildosola publicadas hace 137 años: “la Revolución no se satisface con mentir, necesita parodiar, necesita cuando niega toda verdad, tomar las formas de la verdad que niega para vestir con ellas el error que proclama, y así lo hace con el mayor desenfado, contando con la imbecilidad del hombre que sigue sus inspiraciones o atiende a sus enseñanzas (1)”.

* Chipojo: Ya desde 1836, Esteban Pichardo la registraba en su Diccionario provincial de voces cubanas, como “camaleón”, en la Vueltabajo a una especie de lagarto, y chipojo en la Vueltarriba. Fernando Ortiz en su Catauro de cubanismos de 1923, la ficha como un reptil parecido al camaleón y la adjetiva, como enfado, irritado.
Tiñosa: Aura, ave rapaz. Zopilote, en otras partes de América.

Bibliografía.
1.- Prólogo de D. A. J. de Vildosola del libro, La masonería pintada por sí misma. Rafael de Rafael. Madrid. 1883.