Es como si de un tris mágico el ilusionista norteamericano David Copperfield desapareciera el bloqueo económico que la dictadura castrista arrastra desde hace 60 años. Tampoco se sabe si la mercadería que llenó las tiendas de Cuba fue con el mismo dinero que el gobierno le mendigó al pueblo, que con gusto le entregó envuelto en aplausos a las nueve de la noche, y ahora gran parte de ese pueblo tendrá que conformarse con ver los toros desde las vidrieras de las tiendas de divisas porque su inmensa mayoría no percibe un salario en dólares. Si no fue David Copperfield, lo habrá hecho San Apapucio que en un momento de su vida decidió retirarse al desierto para meditar y hacer penitencia, totalmente desnudo, sólo con un sombrero en la cabeza y unas sandalias en los pies. Así anduvo durante años y el diablo para tentarlo envió a dos mujeres. El santo al verlas, cubrió sus vergüenzas con el sombrero, una de ellas, le preguntó dónde quedaba el norte, y él liberó una de sus manos para indicarle, pero en ese mismo momento la otra mujer le preguntó dónde quedaba el sur, y al liberar la otra mano, milagrosamente el sombrero se sostuvo sin caer al suelo. Entonces ahora no sé si fue David Copperfield o San Apapucio, pero de lo que estoy seguro, que el “santo exilio apapuciano” no sólo querrá levantar las dos manos como lo hizo el milagroso sino también quitarse el sombreo y apuntar hacia las progenitoras de los mafiosos castrista.
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viernes, 24 de julio de 2020
miércoles, 22 de julio de 2020
Los diez dólares que perturbaron al niño Fidel.
Los diez dólares no sólo perturbaron la mente de aquel niño de 14 años, (él escribe12), que estudiaba en el Colegio de Dolores en Santiago de Cuba, y le dirigió una carta al presidente de los Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt, sino que, al crecer, y ser caudillo sembró en el pueblo, la huella del pedigüeño, una huella que el cubano arrastra durante seis décadas, y se cree en el derecho de pedir, a cambio de nada. “Dame un poquito de arroz” ¿no tienes un poquito de azúcar que me des? “¿quien me pone una recarga?” y un sinnúmero más por el estilo, mientras la familia mafiosa castrista no ha vivido jamás con una libreta de abastecimiento, para no hablar cuando condenó a miles de cubanos por la tenencia de un dólar. Y hoy esa misma moneda ha dejado la “baba de caracol” en la corrupción de cientos y miles de sus dirigentes. La dictadura cobra en dólares a un pueblo, mientras paga miserablemente en un peso nacional que no vale un kilo prieto.
A continuación, les dejo la carta traducida.
Santiago de Cuba, 6 de noviembre de 1940
Señor Franklin Roosevelt
Presidente de los Estados Unidos:
Mi buen amigo Roosevelt:
No sé mucho inglés, pero lo suficiente para poder escribirle. Me gusta escuchar mucho la radio y estoy muy contento por haber oído que usted va a ser Presidente por un nuevo período.
Yo tengo doce años de edad, soy un chico pero pienso mucho pero no pienso que le esté escribiendo al presidente de los Estados Unidos.
Si le parece bien, envíeme un billete verde americano de diez dólares en la carta porque nunca he visto un billete verde americano de diez dólares y me gustaría tener uno.
Mi dirección es:
Señor Fidel Castro
Colegio de Dolores
Santiago de Cuba
Oriente, Cuba.
Yo no sé mucho inglés pero sé muchísimo español y supongo que usted no sabe mucho español pero sabe mucho inglés porque usted es americano pero yo no soy americano.
Muchas gracias.
Adiós. Su amigo,
Fidel Castro
Y si quiere hierro para hacer sus barcos yo le puedo enseñar las minas de hierro más grandes de la tierra. Están en Mayarí, Oriente, Cuba.
Nota: La traducción la obtuve de https://prologue.blogs.archives.gov/2014/09/26/fidel-castros-childhood-plea-to-president-roosevelt/
lunes, 20 de julio de 2020
Los calabozos de Ventura Vs. Castro - Canel.
Si la foto que publicó la revista Bohemia correspondiente al 11 de enero de 1959 donde apareció este artículo “Los famosos calabozos de Ventura”, y una foto tomada con riesgo de la vida, según la revista, (igual que en la actualidad), para demostrar el nivel de criminalidad de Esteban Ventura Novo “durante los días aciagos de la dictadura”, que significaba enfrentarse a las torturas más inhumanas, (¿acaso las de los Castros-Díaz Canel son torturas humanas?), entonces podemos interpretar lo mismo que en las fotos y hechos actuales. Veamos: “Ventura no respetaba a los jóvenes ni a los viejos, lo mismo le daba que sus prisioneros fuesen muchachos imberbes u hombres adultos, los prisioneros eran carnes de calabozo, candidatos a las muertes más horribles (adjetivos, adjetivos y más adjetivos), víctimas en potencia de su gavilla de sicarios mucho más sanguinarios”. (como la de los Castro y Díaz Canel). “Esta foto que presentamos aquí no es de un campo de concentración nazi ni japonés durante los días de la segunda guerra mundial. No es una visión de pesadilla ni una foto preparada”. (Las en colores, tampoco lo son). "Se trata de una fotografía nefasta en que Ventura, entonces capitán, comandaba la 5ta. Estación" (¿será la misma 5ta. Estación de las fotos en colores, situada en la calle Zapata y C donde actualmente radica la Jefatura Municipal de la Policía? (No podría creerlo, sería mucho la coincidencia). “Allí tras las rejas hacinados como bestias, disponiendo apenas de unos metros para echarse en el suelo, están los que ese día tuvieron la desgracia de caer en manos de los hombres de Ventura”, (las mismas condiciones de las fotos en colores de la Cuba de hoy). “Así se vivía entonces en Cuba”. (Así se vive en la Cuba actual). “Ventura Novo imponía el terror en su demarcación y en toda la capital y sus barrios pues él aparecía lo mismo en Lawton…” (precisamente donde está la sede de las Damas de blanco) y Ramiro Valdés, y los Castro-Canel, han impuesto el terror en toda Cuba. ¿Cuál es la diferencia?... Eso se llama continuidad, pa`llá, pa`llá. ¡Siá, cará!
Nota: El teniente coronel en grado transitorio Esteban Ventura, policía del gobierno de Batista.