A la casa de Martí le cambiaron la identidad. (Parte II)
No solo al Hotel Martí, edificio de varias plantas, le aumentaron la letra “n” para terminar llamándose Martín, sino que el Historiador de La Habana Emilio Roig de Leuchsenring le “recordaba” al doctor José López Isa, Director General de Cultura del Ministerio de Educación, del gobierno de Batista, cumpliera “su palabra” cuando declaró en la sesión celebrada por la Junta del Patronato el día 4 de enero de 1953, que, "después del 28 se acometería la expropiación de algunos de los edificios colindantes con la casa de Martí". Tal parece que esta exigencia no fue cumplida, hasta el advenimiento de Fidel Castro, para en nombre del Apóstol, intervenir esos, y todos los comercios privados de la isla de Cuba, eliminando hasta el último carrito sandwichero. (1)
La pila bautismal donde se bautizó a Martí nunca regresó a la iglesia del Ángel. Hay que tener en cuenta que el Historiador de la Ciudad, era un ateo aguerrido en contra de la iglesia católica.
Siempre nos enseñaron que la casa de Martí, estaba en la calle Paula, pero muy pocas veces mencionaban las entrecalles Ejido y Picota. Quizás la Liga de la Decencia trató de obviar el triste motivo de esa calle, “que en el ángulo con la de Jesús María se colocaba la picota, una columna de piedra o de fábrica, donde ataban y azotaban a los reos sentenciados, y públicamente exponían las cabezas de los ajusticiados”, y que luego la pasaron a la Plaza Vieja donde estuvo hasta 1836.
Mariano Martí y su cuñado, cuando rentaron la casa de la calle Paula debían conocer el nivel de prostitución en los barrios de La Habana (Intramuros), y fundamentalmente en el barrio de San Isidro, porque precisamente frente al Cuartel de Artillería de Montaña, estaba el edificio de la Casa de Recogidas de mujeres blancas, negras y mulatas, San Juan Nepomuceno, construido sobre solares de la huerta del antiguo Convento de San Isidro.
Muchos años más tarde en el barrio de San Isidro nacería y moriría el proxeneta Alberto Yarini Ponce de León.
Fuentes:
1.- Veinte años de actividades del historiador de la Ciudad de La Habana Emilio Roig de Leuchsenring. 1935 – 1955. Volumen V. 1955. Págs. 74 y 75
2.- Diccionario geográfico, estadístico, histórico, de la Isla de Cuba. Jacobo de la Pezuela. Tomo tercero. Págs. 173 y 174.
3.- Lo que fuimos y lo que somos. José María de la Torre. Habana. 1857.
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