Cuando este plano de La Habana se publicó en 1857, ya Martí no vivía en la casa con el No. 41 de la calle Paula, entre Ejido y Picota, quizás estuviera viajando, o viviendo en Valencia, España, pero ahí quedó el barrio bravo de San Isidro.
Como característica los barrios adoptaban generalmente los nombres de las iglesias y conventos. (ver el plano de la ciudad dentro de la muralla de La Habana, hoy Habana Vieja).
La primera división de la ciudad la hizo el capitán general en ese entonces Conde de Ricla, en su bando del 23 de septiembre de 1763, quedando dividida en cuatro Cuarteles, el primero desde la parte sur a la calle Acosta, el segundo comprendía la calle Acosta hasta la calle Amargura, el tercero desde aquí hasta la calle O`Reilly, y el cuarto al límite de la fortaleza La Punta.
En marzo de 1770, el también capitán general Antonio María de Bucarely, en conformidad de lo dispuesto en la Real Cédula del año anterior, publicó una modificación dividiendo la ciudad en dos cuarteles: Uno, el Cuartel de La Punta, y el otro, el Cuartel de Campeche. El primero estaba dividido en los barrios de Dragones, el del Ángel, el de la Estrella y el de Monserrate, en ese orden. Y el Cuartel de Campeche abarcaba los barrios de San Francisco, el de Santa Teresa, el de Paula y el de San Isidro.
Como dato curioso la gente de color llamaba al barrio del Ángel (donde bautizaron a Martí), cuando todavía era cenagoso, como barrio del Cangrejo, por la cantidad de crustáceos. Al barrio de San Agustín, lo llamaban el de la Pluma, (por la pluma de este sabio doctor); al barrio de la Merced, le decían de Campeche, por la cantidad de indios que venían de allá. El barrio del Cristo lo conocían como la Legía por corruptela de la palabra Ejido, además porque en esta iglesia comenzaba el ejido de la ciudad. Al barrio de Monserrate, lo apodaban“ los Doce pares de Francia” (alusivo a los Paladines, del ejército de Carlomagno), el barrio de Santo Domingo, era conocido por el de la Estrella, el de San Juan de Dios como la Granada y a la parte oeste de Belén lo nombraban Curazao.
Eran tantas las riñas y pendencias colectivas entre los barrios, que las patrullas y las rondas las manejaban los alcaldes y regidores, a quienes les faltaba el tiempo. El barrio de Campeche (Belén) se peleaba con el de la Legía (Santo Cristo): el del Cangrejo (el Ángel) se las había nada menos con los Doce Pares de Francia (el Monserrate). La Pluma (San Agustín), las Llagas (San Francisco) y la Estrella (Santo Domingo) eran menos belicosos en cuadrilla, pero más pecadores en cuanto a profesiones, pues por allí comenzó y se ejercitaba el comercio del palo de Campeche para con su agua colorante, color sangre, aumentar el vino.
Los barrios de la Habana Vieja, aún en la actualidad son barrios bravos.
Fuentes:
1.- Plano de La Habana del año 1857.
1.- Diccionario geográfico, estadístico, histórico, de la Isla de Cuba. Jacobo de la Pezuela. Tomo tercero. Año 1863. Pág. 378.
2.- Lo que fuimos y lo que somos. José María de la Torre. Habana. 1857. Págs. 45 – 51.
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