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lunes, 14 de marzo de 2022

La pobreza de Leonor Pérez Cabrera, la madre de José Martí. (Parte I)

El 1º de enero de 1899, La Habana amaneció hablando inglés. El Mayor General del Ejército de los Estados Unidos, John R. Brooke era designado por el presidente William Mc Kinley, como comandante de la división Cuba.No hay biografía de Leonor Pérez Cabrera, la madre de José Martí, que no concluya sin mencionar el estado de pobreza en los últimos años de su vida, y la prensa oficialista y los biógrafos marxistas van más allá, al culpar de todas esas desgracias a la intervención americana, y al primer presidente de la República don Tomás Estrada Palma, descontextualizando todo, y sin mencionar jamás a Máximo Gómez y su tea incendiaria, si es que acaso hubo un culpable.La primera guerra de independencia de 1868, tuvo como escenarios los campos y las ciudades de la parte oriental del país, las antiguas provincias de Oriente, Camagüey, y Las Villas, mientras la guerra del ´95 fue principalmente en la parte más occidental, donde ardía Matanzas, ardía La Habana y ardía Pinar del Río, las que ostentaban mayor desarrollo económico, entonces echemos un vistazo para conocer, el estado en que se encontraba la economía del país, cuando lo recibió el General norteamericano John R. Brooke.“El país quedaba arrasado. La riqueza pública había sido totalmente destruida, al menos en los campos. Imposible creer que pudiera tamaño estrago repararse en pocos años. Los sitios de labranza y las plantaciones de caña, fuentes principales de la producción, habían desaparecido por completo. Por leguas y por leguas nada se percibía cultivado, y entre el verdor monótono de los herbazales, sólo sobresalían a trechos los restos ahumados de los ingenios y de las casas incendiadas, únicos y mudos testigos de la desolación y del desastre, ni siquiera una choza rompía, con el tinte obscuro de su techumbre de bálago (paja, guano), la igualdad triste del paisaje. Ni una res pastaba en las praderas inmensas; ni apenas un ave cruzaba el espacio, o alteraba con su canto el lúgubre silencio de aquella soledad augusta. La vida animal parecía haberse extinguido por completo. En el furor tremendo de la lucha, todo, absolutamente todo, había sido aniquilado” (1).

Continuará…/

Bibliografía:
1.- Cuba los primeros años de independencia. Dr. Rafael Martínez Ortiz. Primera parte. Tercera edición. 1920. Págs. 18 y 19

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