Nuestras tropas se apoderaron de un lujoso ataúd que llevaba la partida de Rabí. Los rebeldes habían intentado desenterrar el cadáver de Martí y trasladarle de Ramón Yaguas a otro sitio. El día 26 llegaron a Santiago de Cuba los restos mortales del titulado presidente de la República cubana e infatigable propagandista filibustero José Martí. El cadáver fue depositado y expuesto inmediatamente en el cementerio de Santiago, para que lo vieran y examinasen cuantas personas lo tuviesen por conveniente. Numeroso público acudió a ver el cadáver que, aunque embalsamado, según hemos dicho, se encontraba bastante descompuesto. Sobre un sencillo túmulo fue colocado el féretro de pino, pintado de negro, al que custodió un piquete de cien soldados.
A las ocho de la mañana del siguiente día 27, se dio cristiana sepultura al cadáver del que había sido jefe civil de cubanos separatistas.
Se levantó acta del enterramiento, y antes de dar tierra a los restos de Martí, el coronel señor Sandoval levantó la tapa del ataúd que los encerraba y dirigiéndose al numeroso público que presenciaba el acto, preguntó:
¿Hay entre ustedes algún pariente o amigo del que fue en vida don José Martí? Hago esta pregunta por si alguien quiere hacerse cargo del cadáver para tributarle el último homenaje.
El coronel hizo una breve pausa, y en vista de que nadie respondía a su pregunta, prosiguió diciendo:
“Señores, ante la muerte no hay enemigos, y entre hombres de hidalga condición y cristianos sentimientos, como nosotros, deben cesar y desaparecer toda clase de odio y rencores. Nadie que se sienta inspirado de nobles sentimientos debe ver en estos yertos despojos un enemigo, sino el cadáver de un hermano. Los militares españoles luchan en el campo de batalla hasta morir, pero después del combate guardan consideración al vencido, y respetan y tributan honores al muerto. Seguidamente anuncio a los circunstantes que se costearía por los españoles una lápida para el nicho que debía guardar los restos de Martí”.
Esta conducta levantada y noble del hidalgo coronel Sandoval, mereció unánimes elogios y plácemes.
He aquí el acta de sepelio de José Martí.
Acta.
“En el cementerio general de la ciudad de Santiago de Cuba, a los veintisiete días del mes de mayo de mil ochocientos noventa y cinco; constituidos en el mismo, a las ocho de la mañana el señor coronel don José Jiménez de Sandoval jefe de la columna que libró la acción de Dos Ríos el día diez y nueve del corriente mes; comandante de infantería del primer batallón del regimiento de Cuba número 65, don Manuel Tejerizo Cabrera; el comandante capitán de caballería ayudante del Excmo. Sr. general don Jorge Garrich, don Enrique Ubieta Mauri; el capitán de infantería don Enrique Satué y Carbonell, ayudante a las órdenes del citado señor coronel Jiménez de Sandoval, y el doctor en medicina y cirugía don Pablo A. de Valencia y Forms, se procedió, cumpliendo la orden del Excmo. Sr. general gobernador militar de esta plaza, a la identificación y enterramiento del cadáver del titulado presidente de la cámara insurrecta, don José Martí.
En su virtud y verificada la identificación, dispuso el señor coronel antes citado, se procediera a darle cristiana sepultura, como así se verificó a presencia de los antes dichos señores y numeroso grupo de vecinos de esta ciudad, en el nicho número “334” de la galería Sur.
Y cumpliendo lo ordenado por S. E. firmamos esta acta para los efectos que procedan y su constancia en lo porvenir. —Manuel Tejerizo. —Enrique Ubieta Mauri. —Enrique Satue. —Pablo Aureliano de Valencia.—
J. Jiménez de Sandoval.
Aquellas personas que cacarean, “la historia nuestra está escrita por grandes y reconocidos historiadores” observen la versión “inventada y manipulada” por dos de los más grandes historiadores cubanos, son ellos los señores Gerardo Castellano, en su obra “Los últimos días de Martí”, Ed. Ucar García, La Habana, 28 de enero de 1937, y el ilustradísimo Emilio Bacardí, en sus Crónicas de Santiago de Cuba, ed. Arroyo y Hrns., tomo VIII, pp. 130-131, Santiago de Cuba, 1924.
La versión “inventada y manipulada” del duelo de José Ximénez Sandoval.
“Señores, ante el cadáver del que fue en vida José Martí y en la carencia absoluta de quien ante su cadáver pronuncie las frases que la costumbre ha hecho de rúbrica, suplico a ustedes no vean en el que a nuestra vista está el enemigo y sí el cadáver del hombre que las luchas de la política colocaron ante los soldados españoles.
Desde el momento que los espíritus abandonan la materia, el Todopoderoso apoderándose de aquellos los acoge con generoso perdón allá en su seno, nosotros al hacernos cargo de la materia abandonada cesa todo rencor como enemigo, dando a su cadáver la cristiana sepultura que los muertos merecen”
Nota: El número original del nicho es el “334”. El número 134 es el que aparece a partir de la exhumación de los restos del Apóstol ocurrida en 1907.
Fuente:
1.- Reseña histórica: identificación de los restos mortales de José Martí, mediante el aparato dental. Antonio Rafael Cobo Abreu, Jorge González Pérez, Yanin Cobo Montañés.
https://www.scielo.sa.cr/scielo.php?script=sci_serial...
2.- Cuba española. Reseña histórica de la insurrección cubana en 1895. Emilio Revertér Delmás. Barcelona. 1896. Págs. 334 – 335.
3.- Las fotos del teniente Jorge de la Torre y del capitán Enrique Satué, son tomadas de la revista Bohemia del 15 de mayo de 1955.
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