Como llevamos dicho anteriormente, el general Gómez llegó a Dos Ríos a las siete de la mañana del 19, acompañado del general Francisco Borrero.
Las fuerzas acuarteladas allí, estaban a las órdenes de los coroneles Esteban Tamayo, Joaquín Estrada, Juan Masó Parra y el teniente coronel Amador Guerra.
Terminada la revista por el general Gómez, como jefe de día que era, ordené se retiraran las fuerzas a sus alojamientos. El general Gómez, Martí, los generales Bartolo Masó y Francisco Borrero, y yo, acampamos en la casa de vivienda de Dos Ríos. Como a las 12 m, nos levantábamos de la mesa, después de almorzar, cuando un capitán de apellido Ramos, llegaba a anunciar al general Gómez, que una columna enemiga de 1,000 hombres, al mando del coronel Jimenez Sandoval, acampaba al otro lado del río a un kilómetro y medio de nuestras avanzadas. Nuestras fuerzas se componían de 319 hombres de combate, todos de caballería. Mi Regimiento “Luz de Yara," no llevaba en aquellos momentos más de 70 u 80 plazas, y los Regimientos de Estrada y Tamayo iban con 100 hombres cada uno, más el escuadrón de Amador Guerra que apenas contaba 50.
El general Gómez, con los generales Masó y Borrero, salieron en dirección al enemigo, pasando imprudentemente el río Contramaestre, cosa que no debió jamás hacerse. Se libró el combate, en su comienzo impetuoso pero estéril; y a poco la triste y desconsoladora retirada. Podríamos decir: “Entrada de caballo árabe salida de asno”. Ese fue Dos Ríos, donde cayó todo lo que más valiera de la revolución cubana. Dos Ríos fue la primera derrota de la revolución, porque la muerte de Martí en semejante circunstancia de incubación, equivalía a la pérdida de una gran batalla. La independencia de Cuba, en forma absoluta, se perdió el 19 de mayo para los cubanos. Si Martí no muere, antes que yankee habría sido Autonomista, y con la Autonomía, ya sabemos que Cuba sin cambio de librea (*), se habría salvado para los cubanos. El día 19 de mayo fue un día funesto para los patriotas pensadores. Una bala arrojada por el fusil de un héroe anónimo, cortaba el hilo de una existencia que habiéndose prolongado hasta el final de la contienda, hubiera evitado la vergüenza de España y el fracaso de los hermosos ideales, a más altas esferas de aquel desdichado y sufrido pueblo, digno por todos conceptos de mejor suerte y más equitativo trato. En el combate de Dos Ríos quedó por el suelo para siempre, y para no levantarse jamás, el prestigio militar, si en algún tiempo lo tuviera del general Máximo Gómez. Y si no hubiera sido por circunstancias que parecían especiales, su jefatura del ejército, después de este lamentable suceso, no habría tenido lugar. En este combate no tuvimos más que cinco bajas, entre ellas un muerto que fue Martí, un herido grave, el comandante Bellito que murió a los pocos días, y tres heridos leves de la clase de soldados.
Fuente.
(*).-Traje que los príncipes, señores y algunas otras personas o entidades dan a sus criados; por lo común, uniforme y con distintivos.
1.- Primera parte de un libro para la historia de Cuba. Curacao. Año 1904. Págs. 11, 12, 13, 14, 15, y 16.
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