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Costumbres



Autor. Ivo Basterrechea Sosa.
Cielito lindo, inspirada en una guaracha cubana.

¡Feliz coincidencia! Cielito lindo, la canción mexicana del autor don Quirino Fidelino Mendoza y Cortés, inspirada en una guaracha habanera Tus lunares, y hasta en alguna que otra seguidilla española. Hemos dicho anteriormente, quien no tenga en cuenta a la población yucateca, campechana y descendientes llamados guachinangos desde mediados del siglo XIX, le será difícil comprender en muchos aspectos la historia colonial de la Habana. El libro de Guarachas cubanas, curiosa recopilación desde las más antiguas hasta las más modernas. Segunda edición, donde aparece Tus lunares, guaracha cubana en la que la primera cuarteta viene siendo la última de Cielito lindo, del autor mexicano, diferenciándose en que una dice la palabra ceja y la otra la palabra boca, en que la primera menciona a la bella Lucía, terminando con prieta querida y la segunda, las cambia por cielito lindo, sucediendo lo mismo con la frase chinita mía, tan habanera en esos tiempos por españoles, criollos y guachinangos.
En la guaracha cubana se utilizan las palabras paloma y tojosa, siendo la tojosa o tojosita; la especie más chica, torneada, preciosa e inocente de nuestras Palomas (1), despojándola así de cualquier elemento “cubano” que la caracteriza, utilizando la palabra pájaro en otra estrofa, donde obtiene un giro de doble sentido muy sutil, mostrando la doble intención, pero no más picaresco que la última estrofa de la guaracha cubana donde ni se atrevió a tocar un pelo del lunar. En la primera estrofa de la canción mexicana que menciona la Sierra Morena, no sabemos con qué propósito o de dónde sacaron la intencionada historia que aparece en el portal de la Internet Wikipedia, como queriendo “justificar algo”, durante los pocos ratos libres que le dejaban la música y la docencia, Quirino gustaba de pasear por la sierra y fue allí donde conoció a Catalina Martínez, una bella mujer con un llamativo lunar junto a la boca, quien lo conquistó y le inspiró la más grande de sus canciones: Cielito lindo. ¿Acaso se inspiró en dos mujeres a la vez, en la señora Catalina y en la bella Lucía? Esto sin tener en cuenta que el mismo portal de la internet nos hace ver que el autor compuso su primera canción en 1880 y el libro fue publicado como segunda edición en 1882, al que le fueron incorporadas unas veinte guarachas, suponiendo que en esas veinte estuviera incluida Tus lunares, la cual para ser llevada a una antología debería estar sonando varios años antes y en aquel entonces un libro podría llevar tiempo para ser publicado. Esa letra quizás anduviera rodando cinco años antes para ser llevada a la prensa, digamos 1875, tendría el autor entre unos trece o quince años, cuando aún no había creado su primera canción en 1880. Y suponiendo que él fuera el creador, los cubanos le estaríamos agradecidos por haber hecho primero una guaracha nuestra, pero es que Quirino Fidelino Mendoza y Cortés, tenía el buen olfato para inspirarse no sólo en una guaracha sino también en la seguidilla del escritor español Lope de Vega, que dice: «Una flecha de oro / me tiró el amor: / ¡Ay, Jesús, que me ha dado en el corazón…», similar en «Cielito lindo» a: «Una flecha en el aire (cielito lindo) / tiró Cupido / él la tiró jugando (cielito lindo) / y a mí me ha herido». En la versión mexicana se modifica la métrica (por el pentasílabo agregado a la seguidilla) y se cambia el amor por el personaje imaginario que enamora: Cupido. De acuerdo con Margit Frenk Alatorre, parte de la canción está basada en una seguidilla del también español, Francisco Rodríguez Marín que recopiló versos parecidos en Cantos populares españoles: «A tu cara le llaman / Sierra-Morena / y a tus ojos, ladrones / que andan por ella. / Por la Sierra-Morena / vienen bajando / un par de ojiyos negros / de contrabando». Asimismo, la citada Sierra Morena podría referirse a la Sierra Morena en España (ubicada entre Extremadura y Andalucía), (2). Así que tampoco creemos que la música y la docencia le dejaban tiempo al autor para romancear con Catalina Martínez o la bella Lucía, en la Sierra Morena española. El mismo Francisco Rodríguez Marín que recopiló versos parecidos en Cantos populares españoles, reconoce que allá por los años de 1871, cuando yo no contaba más de diez y seis, llegó a mis manos un ejemplar de la colección de Lafuente y Alcántara. Y en una nota al final de página aclara que el ejemplar era el Cancionero popular. Colección escogidas de coplas y seguidillas (sic) recogidas y ordenadas por D. Emilio Lafuente y Alcántara, de la Real Academia de la Historia. 2da edición, Madrid, Bailly-Bailliere, 1865- 2. vols. en 8.o. Como dato extra, agregamos que D. Emilio Lafuente y Alcántara, murió de fiebre amarilla, el 27 de agosto de 1850, en la Habana y que el libro Cantos populares españoles fue impreso en Sevilla, entre los años 1882-1883 casi al mismo tiempo en que Guarachas cubanas, fue publicado en la Habana, en 1882. Creemos que don Quirino Fidelino Mendoza y Cortés, pudo matar dos pájaros de un solo tiro. Además esperamos haber analizado los versos y cuartetas originales de “Cielito lindo” porque con el pasar del tiempo a la letra se le han sumado otros. No obstante debemos sentirnos orgullosos los españoles y cubanos, que la canción forme parte de la cultura y folclor mexicanos, aunque haya sido inspirada en una guaracha cubana y en una seguidilla española, o que tal vez fue creada por algún guachinango o un criollo de la Habana. ¡Vaya usted a saber!

(1) Diccionario provincial casi razonado de voces cubanas. Esteban Pichardo. Edición 1862.

(2) Wikipedia.


Autor. Ivo Basterrechea Sosa.



El cañonazo de las nueve de la noche, en la Habana, desde el punto de vista histórico, nunca se lanzó desde la fortaleza de la Cabaña durante la colonia española, ni mucho menos en el tiempo que duró el sitio de los ingleses en La Habana.
No hay nada más libre que la imaginación y haber imaginado todo el espectáculo sobre el lanzamiento del cañonazo a las 9.00 pm, desde la fortaleza de San Carlos de la Cabaña, es digno de admirar. La primera vez que lo vi, la piel se me erizó desde el momento del toque de silencio, el pregón, el redoble de las tamboras, la preparación de la carga, hasta el tronido del cañonazo. ¡Todo un espectáculo! ¡Qué decir de los aplausos, los flashes de las cámaras y las cámaras de algunos celulares, porque les cuento, que esto fue comenzando el milenio! ¡Asombroso! En aquellos tiempos me creí lo del vestuario y lo de la casaca roja, como si lo hubieran ejecutado los ingleses cuando la Toma de la Habana allá por los años 1762 y 1763. Esa fue la única vez que tuve la oportunidad de ver la ceremonia, porque luego abandoné el país y no he regresado más, pero en varias ocasiones gracias a Youtube lo seguí viendo, y a parte de la añoranza, lo hice porque estaba escribiendo dos novelas, una sobre la Habana de los ingleses, y la otra, en el entorno del derrumbe de la muralla. Y esos vídeos me sorprendieron cuando vi que los militares habían cambiado el color del uniforme, como si ya no fueran las casacas de color mamey de los ingleses, sino los soldados de la armada española. Además en otros vídeos y artículos, dan a la recreación como un hecho histórico enmarcado en la época colonial, y es entonces cuando me doy a la tarea de investigar dicho espectáculo, llegando a la conclusión, que el cañonazo de las nueve de la noche, desde el punto de vista histórico, nunca se lanzó desde la fortaleza de la Cabaña, durante la colonia española, ni mucho menos en el tiempo que duró el sitio de los ingleses en La Habana. No hay nada ni quién lo avale. Si hubiera sucedido, tendría que haber sido desde 1774, cuando se terminó de construir la fortaleza, hasta un poco más avanzado el siglo XIX, pero durante ese período cambiaron los bucles o rolos de las pelucas, el uniforme y luego el sombrero de tres picos. Además ya desde mucho antes, ese cañonazo se lanzaba desde un navío.
Antiguamente antes que los cañonazos, las galeras (naves) y las naos, utilizaron los gritos para saludar al rey o a la reina, y esto demoró muchos años. También se utilizó la música de las trompetas, las velas y estandartes, y hasta los pitos. Existieron varios tipos de cañonazos regulados por la Real Armada española en todas sus flotas y dominios. De acuerdo a sus nombres eran: de alba o diana, el de retreta, el de leva o partencia, el de señal, de situación, de orden, de socorro, y de castigo, entre otros.
El cañonazo del alba en la Habana, es el que se disparaba al romper la aurora para abrir el puerto y permitir el tráfico de los barcos, prohibido o cerrado desde el cañonazo de la retreta en la noche anterior, a las ocho en invierno y a las nueve en verano.
Antes de la Toma de la Habana por los ingleses en 1762, el ilustre Antonio Bachiller y Morales, nos aclaraba que al puerto lo visitaban, desde el continente e islas, alrededor de cincuenta a sesenta buques españoles y en particular las galeras, flotas y algunos mercantes para hacer aguada la mayor parte, o para ir en convoy hacia España. Y argumentaba quemientras las flotas y galeones estaban en el puerto había una fiesta general antes del fin de mes que duraba hasta la salida: se publicaba un bando prohibiendo que nadie bajara a tierra durante la noche, bajo pena de muerte: el aviso se daba por medio de un cañonazo y todo el mundo se iba a bordo.
Por supuesto que la fortaleza de San Carlos de la Cabaña no existía entonces, hasta que fue construida en 1774, doce años más tarde, y ese cañonazo, según Esteban Pichardo, se lanzaba desde la Capitana, que era el buque en el apostadero, el de mayor jerarquía por la bandera que enarbolaba en señal de mando.
Es bueno aclarar que la Habana a partir de 1663 de forma progresiva se fue protegiendo de los ataques de corsarios y piratas, por una muralla que la rodeaba tanto por mar como por tierra y con varias puertas que permitían la entrada y salida de sus vecinos hasta una hora determinada.
Dos siglos más tarde, en 1863 todavía se lanzaba el cañonazo desde el barco la Capitana para abrir y cerrar las puertas de la muralla, pero en agosto de ese mismo año comenzó su derribo que concluyó hasta los primeros años de mil novecientos.
En la edición de 1875, de su Diccionario Provincial Casi Razonado de Voces y Frases Cubanas, Pichardo aún mantenía que el cañonazo se efectuaba desde el buque la Capitana, sin nunca mencionar, que fuera disparado en la fortaleza de la Cabaña. Además, argumentaba, sobre el toque de dobles de las campanas todas las noches, que otros dicen Ánimas. «Ya dieron o tocaron las dobladas» como al romper el alba «ya tocaron el Ave María.» En la Habana también se dice: «el Cañonazo, ya tiraron el cañonazo» aludiendo al que tira la Capitana a esas horas. El señor Arboleya explica que en el Obispado de la Habana se tocan las Ánimas a las nueve desde el dos de abril al trece de setiembre, y en el resto del año a las ocho.
Al dejar de existir la muralla no había razón alguna para tales cañonazos y cuando la Capitana dejó de ser nave fija en el apostadero, se sustituyó con el cañonazo disparado por la fortaleza de la Cabaña, según palabras de nuestro sabio Fernando Ortiz, pero ya la realidad histórica era otra, había cambiado la moda y los uniformes, porque el régimen político y militar era otro. ¿Cuándo sucedió esto? Nosotros deducimos que el cañonazo se volvió a establecer de forma simbólica, ya no desde un barco en la bahía, sino por primera vez desde la fortaleza de San Carlos de la Cabaña, en el mismo nacimiento de la República, en los momentos en que se terminaban de recoger los escombros de la muralla.


Autor. Ivo Basterrechea Sosa.


 A la canción La paloma, escrita por el compositor español Sebastián de Iradier y Salaverri, en tránsito por la Habana, le pasó lo mismo que a la guayabera, donde algunos españoles, mexicanos y cubanos, se atribuyen su origen. Aunque la comparación a simple vista parezca grotesca, ambas poseen un elemento que interviene directa o indirectamente en cada una de ellas y quizás da pie, a tales confusiones, nos referimos al adjetivo guachinango, al cual le dedicamos un artículo (Ver, Guachinangos en la Habana) y mencionado en otros, y que en la Isla de Cuba, se le decía de forma despectiva a las personas oriundas de México y metafóricamente, a la persona astuta, zalamera o lisonjera con interés. La guayabera no era más que una prenda de vestir, ideada y confeccionada en territorio cubano, a partir de la chaqueta militar del ejercito español, fundamentalmente del uniforme rayaditos, utilizado por el Cuerpo de Voluntarios, los cuales eran nutridos por una gran mayoría de guachinangos, que en algún momento la trasladaron a Yucatán. En el caso de La paloma, es una canción a ritmo de habanera” compuesta por un español en la Habana y que en su letra menciona a una linda guachinanga” y tal vez por eso, da pie a la errónea atribución mexicana. Ojalá y no pase como Cielito lindo, una canción mexicana, inspirada en una guaracha cubana.


Autor. Ivo Basterrechea Sosa.


Cuando los conquistadores descubrieron al Nuevo Mundo el 12 de octubre de 1492, nos llamaron indios sin serlo y después de tantos nombres a nuestra isla, el de Cuba prevaleció por encima de los demás, pero los colonialistas persistieron en anteponer siempre al nombre de nuestra patria el de isla, prefiriendo así su carácter geográfico al político (1). Desde entonces se conoció durante siglos como la Isla de Cuba porque con el nombre solo de Cuba, se distinguía a la ciudad oriental de Santiago. Así podemos darnos cuenta desde la primera edición del Diccionario provincial casi-razonado de voces y frases cubanas de Esteban Pichardo hasta la última de 1875, que el autor en la palabra Cuba no hizo referencia a la patria porque según el barón Alexander von Humboldt al distinguir las divisiones de la Isla en eclesiásticas, político-militares y de rentas en 1827, precisa, el gobierno de Cuba comprendía a Santiago, Baracoa, Holguín y Bayamo (2). Si no se tiene este concepto claro cuando se leen algunos libros publicados por autores durante la primera mitad del siglo XIX, fundamentalmente, no comprenderán por qué al mencionarse la palabra Cuba se referían a lo relacionado con la provincia oriental. Lo único que no pudo lograr el español en la isla de Cuba fue un indio, un negro, un chino, un zambaigo (zambo, hijo de negro e india, o de indio y negra, o nacido de chino e india, o de indio y chinay por supuesto un español, sin embargo logró al mestizo nacido de padre y madre de raza diferente, en especial de hombre blanco e india, o de indio y mujer blanca. Al mulato, hijo de blanco y negra o viceversa y también de blanco y mulata y la descendencia que tenga algo de negro en su origen, o de chino. Al cuarterón, hijo de mulata y blanco o viceversa. Al ochavón, hijo de cuarterón y cuarterona, o de cuarterón y blanca; y viceversa del que pudo salir el jabado. También logró al criollo, no al principio porque en su orígenes esta palabra era más bien recogida como vocablo de negros, además de significar persona nacida en la tierra y que no venía de otra parte, en oposición al negro traído de África, apareciendo la palabra entre otros escritos en el poema Espejo de Paciencia, exactamente el 30 de julio de 1608, señalando a Salvador como negro criollo. Luego por el año 1627, en el vocabulario de las Noticias del Padre Pedro Simón, el adjetivo, también es recogido como vocablo de negros, pero con el pasar del tiempo la palabra se españolizó y según Pichardo, era por excelencia la persona blanca nacida en el país con relación a la europea y al hijo de ese criollo blanco, se le llamó criollo rellollo y es que desde mil setecientos sesenta y dos cuando la Toma de la Habana por los ingleses hasta la primera mitad del siglo diecinueve, aún no se había definido con todo el fervor patriótico el concepto de identidad, por eso cuando encontramos la palabra cubano en la primera edición de 1836, don Esteban Pichardo, se refiere a la persona o cosa natural o perteneciente a la ciudad de Cuba, (Santiago) y algunas veces también a toda la isla o cualquier parte de ella, y ya para las ediciones de 1849 y 1862, el autor hacía una ligera variación refiriéndose a la persona o cosa natural o perteneciente a la Isla de Cuba, si se trata, de comparaciones o relaciones ultramarinas, y la persona o cosa natural o perteneciente a la ciudad de Santiago de Cuba, si se trata de comparaciones o relaciones con los demás pueblos de la Isla. En medio del siglo XIX, primero con los desembarcos de Narciso López, creador de nuestro escudo y bandera que puso hondear por primera vez en la ciudad de Cárdenas y luego con el alzamiento de los mambises en 1868, con el grito de ¡Cuba libre! se fue definiendo poco a poco el concepto de cubano hasta el 12 de junio de 1901, donde en la Habana se firmó la Constitución, llamándose en el artículo dos, República a la Isla de Cuba y en el artículo cuatro, cubano al nacido o naturalizado. Y como en todas las cosas que se imponen por ley, todavía para 1921, Constantino Suárez (Españolito) daba el significado de cubano o cubana a las personas nacidas en Santiago de Cuba,hoy se dice generalmente y con muy buen acierto, santiaguero, ra (3), porque antes, según la primera edición de 1836, del Diccionario provincial casi razonado de voces cubanas, de Esteban Pichardo, santiaguero, ra era la persona o cosa natural ó perteneciente á la ciudad de Santiago en la parte occidental, pero en las ediciones de 1849 hasta 1875, definía a la persona o cosa natural o perteneciente a Santiago de las Vegas en el Departamento Occidental. Aprovechamos para explicar por qué a la contradanza criolla se le conociera como habanera en la península europea, igual que al tabaco o puro, habano y no contradanza cubana ni tabaco cubano, porque la Habana era más conocida en Europa, que el nombre de Isla de Cuba.

Bibliografía.
(1) Un catauro de cubanismos. Fernando Ortiz. Apuntes Lexicográficos. Extracto de la Revista Bimestre Cubana. Habana, Calle L, Esquina A 27a. 1923.
(2) Ensayo político sobre la isla de Cuba. Alexander von Humboldt París 1827. Pág. 92.
(3) Vocabulario Cubano. Constantino Suárez (Españolito). Habana 1921.



Autor. Ivo Basterrechea Sosa.
El pargo, la cherna y el pájaro, fueron las palabras que representaron la homofobia mambisa hacia los yucatecos y los campechanos que se alistaban como voluntarios al ejercito español. El cubano por herencia española es calificado como machista y muy dado al choteo ofensivo. A modo de entendimiento, la palabra manera, según el DRAE está en desuso, pero hacía referencia a la abertura lateral en las sayas (entiéndase faldas) de las mujeres, para que pudieran pasar las manos hasta alcanzar las faltriqueras, que eran los bolsillos de las prendas de vestir a la altura de las caderas. Al hombre que llevaba las manos a esa altura y las “partiera”, o no, le llamaban amanerado, lo mismo sucede con el vocablo flojo, que en Cuba significa hombre homosexual. La presencia de yucatecos y campechanos en la Habana, (Leer el artículo sobre ellos) data desde 1564, y desde 1763 hasta el comienzo del siglo XIX mantuvo dividida la ciudad en dos mitades: El barrio de la Punta o Catedral, y el barrio de Campeche. La migración de yucatecos y campechanos hacia la Isla, fue aumentando a través de los siglos, ya fuera en forma de esclavos, prisioneros o colonos, dispersándose por toda la colonia, hasta la zona oriental, donde por su número dieron nombre al poblado de Campechuela, diminutivo de Campeche, según Fernando Ortiz (y no, por la existencia del palo campechano), hoy municipio de la provincia Granma. A esos yucatecos, campechanos y a cualquier mexicano, la sociedad habanera los llamó de forma despectiva, guachinangos (Leer el artículo sobre ellos). El significado de la palabra guachinango, también estaba relacionada con el pez pargo, al que el erudito Felipe Poey lo clasificara como“Campechanus Poey”(1). Y lo mismo, con el pez cherna, dícese a la meretriz.(prostituta). Tiene la aceptación castellana, con que se distingue el pez "mero", que en Cuba no se conoce por este nombre (2). Existiendo una especie de cherna, la llamada cherna yucateca (3). Por lo que en la Habana, aún en la actualidad se le dice pargo o cherna al homosexual. ¿Y qué tienen que ver estos peces con la homoxesualidad? Pues de la palabra, guachinango (yucatecos y campechanos), deriva el adjetivo, aguachinangado, que según el Diccionario provincial casi-razonado de voces y frases cubanas, de Esteban Pichardo, signicaba, amanerado en costumbres, hechos o dichos a semejanza del Guachinango, por sus ocurrencias, zalamerías, o modo de hablar contractivo y silboso, marcando demasiado el sonido de la S y nunca la Z. O lo que es lo mismo un tipo muy “fino”. El escritor habanero Antonio Bachiller, al darnos a conocer una parte de su concepto guachinango, escribía, se llamaba así á los mexicanos en el Departamento occidental: en el central parece que tuvo una significación más bélica, pues se hablaba de haberse armado los veteranos, guachinangos y voluntarios en cierta ocasión en Villa clara. Vale aclarar que el alzamiento insurrecto de Carlos Manuel de Céspedes en 1868, en la Demajagua, fue muy cerca de Campechuela, muy rodeada hasta 1898 por el regimiento de infantería mambí de Vicana, vecinas y ambas pertenecientes al Departamento Oriental. Sabemos que las palabras peyorativas del pargo y la cherna hacia los guachinagos (yucatecos y campechanos) fueron más bien en la zona occidental, como también la palabra cundango, que en parte de su significado don Fernando Ortiz, acotaba... En Cuba se ha dado en llamar también “pájaro”, “pajarito” al afeminado o “cundango”; dícese que por influencia de la picaresca habla de los mejicanos (4). En el caso de los que se alistaban en el Cuerpo de Voluntarios del ejercito español en Campechuela, (esto me lo contó mi padre, al que se lo contó mi abuelo, que fue coronel de los mambises) les llamaban de forma ofensiva a los campechanos “Capechuela el que no corre vuela” (5), en alusión al pájaro, que según el DRAE, en algunos lugares de Cuba, es sinónimo de sodomita, o sea homosexual. Así que homosexual no se le gritaba al campechuelero cubano, sino al campechano que se alistaba o simpatizaba con España.

(1) Diccionario provincial casi-razonado de voces y frases cubanas, de Esteban Pichardo. Ediciones 1861 y 1875.
(2) Vocabulario Cubano. Suplemento a la I4. Edición del Diccionario de la R. A. de la Lengua. Constantino Suárez (españolito). 1921.
(3) Vocabulario Cubano. Suplemento a la I4. Edición del Diccionario de la R. A. de la Lengua. Constantino Suárez (españolito). 1921 
(4) Glosario de afronegrismos. Fernando Ortiz. Pág. 156
(5) Abelardo Basterrechea (1856). En el libro del general Carlos Roloff en la página 90 con el título de “Indice Alfabético del Ejército libertador de Cuba”, aparece que se incorporó a la guerra de independencia el 1ro de Agosto de 1896 en el asiento 6796. Departamento Oriental segundo cuerpo del ejército, 1ra división, 2da brigada del regimiento infantería de Vicana. Grado: Capitán. Todo asentado en el libro 4to folio 284 No 341 del Archivo Nacional. Nota: Grado para aclarar. Grado aclarado: Coronel.


Autor. Ivo Basterrechea Sosa.


Nunca nos convenció que la palabra congrí, fuera un afronegrismo. Es en diciembre de 1894, que un lector escribía a la redacción de la revista “El curioso Americano” Año 2. No. 3, que al congrí lo llamaban en la Vuelta arriba a la mezcla de arroz y frijoles negros que en la Habana decimos moros y cristianos. Entonces preguntaba ¿De dónde procede ésta es africana o tiene alguna significación referente a lo que se designa con ella? Hasta donde sabemos, no hubo respuesta. Luego en 1924, en su Glosario de afronegrismos, publicado en la Habana, don Fernando Ortiz escribiría que el congrí: En la región oriental se llama al plato que más comúnmente decimos en toda Cuba moros y cristianos, o sea “frijoles negros guisados y revueltos con arroz blanco.” Lo negro de aquellos y lo blanco de este motivaron esta graciosa locución. Congrí es de origen africano, la voz y acaso hasta el guiso; pero no podemos demostrarlo.Sin distinción al color del frijol. Juan Marinello, dos años después, en su Guacalito rearfirmaba que elsabio profesor diputa africana la palabra y así parece indicarlo su composición, pero no aventura ningún origen concreto. En 1941, un tal señor Larrazábal, en la ficha No. 4, del DRAE, nos revela que la voz congrí, es un plato que consiste en arroz con habichuelas revueltos, por otro nombre “moros con cristianos”. Kon entra en palabras africanas que importan a la significación de esta edición (Cfr. Concon); grigri o guiriguiri significa en la lengua mandinga “sacudir”,“menear”,“agitar”. Estas últimas locuciones, para nuestro parecer, no tienen nada que ver con lo que tratamos. Recuerdo una ocasión por la televisión cubana, Nitza Villapol, citando a Fernando Ortiz, le atribuía que el vocablocong, era de origen africano y servía para designar a los frijoles; y riz era el francés para el arroz, que al unirlos formaban la graciosa locución, que pasó de Haití, hacia la provincia oriental. Luego, por toda la isla se desparramó que el congrí en la parte oriental, de la cual soy oriundo, era el guiso de frijoles colorados con arroz, y desde que tengo uso de razón, allá le llamábamos congrí, al guiso con arroz y frijol sin distinción al negro, o colorado. Cuando un día llegué a la Habana, por primera vez, me entero que al guiso de frijoles negros, le llamaban moros y cristianos, y congrí solamente le decían al elaborado con frijol colorado, “como en Oriente”. Esta combinación de moros y cristianos, fueron los españoles los que la legaron a los habaneros, sin traerla del África negra, sino como parte de esa pendencia, riña o discordia, históricas entre los árabes (moros) y los españoles (cristianos), o sea oscuros y blancos. Del adjetivo moro, surge el color morado, amoratado o moreno, como a veces adquiere la mezcla de arroz con frijoles negros, como en el caso de alguna morisqueta mexicana, oriunda de Filipinas. No olvidemos que desde la colonia los habaneros son los únicos que no eran guajiros en Cuba, y los guajiros de la Vuelta arriba, muy dados a apocopar las palabras, como de compadre compay, de comadre,comay, los que cuando la cocinera, preguntaba ¿cómo quieres los frijoles? Con cris respondían. O voy hacer los frijoles con cris, o frase como hoy voy a comer frijoles con cris, siempre la preposición con junto alcris, apocopado del cristiano o blanco, como llamaban al arroz, y que por deformación, y asociación al color de la mezcla, el cris, sonara comogris, y herederos de la costumbre de “comernos” la letra S, a lo largo de los años quedara el vocablocongrí. Es sólo una opinión bastante aventurada.

Autor. Ivo Basterrechea Sosa.
La palabra tortillera según el DRAE, es una palabra despectiva y vulgar que significa lesbiana, entre otras acepciones. Además de esa palabra, se utilizan otras como machango a la mujer corpulenta o con acciones parecidas al hombre, y también marimacho (De Mari, apócope de María, y macho; como lo es la palabra marica, afeminado que también es un diminutivo del mismo nombre y mariquita que deriva de marica. El vocablo es castellano en todos sus conceptos. En la ficha número veintiocho del DRAE, aparece en 1551 la palabra virago, por un tal Sedeño, que en su escrito se refería... carne de mi carne; esto será llamado virago porque fue tomada del varón... y después Francisco de Quevedo, usó la palabra virago”, “varonil matrona”... y el DRAE la recoge del lat. virāgo, -ĭnis. f . Mujer varonil. Creemos que cuando los treinta y nueve peninsulares quedaron en el Fuerte de Navidad, en La Española, Colón había dejado entre ellos a Pedro Gutiérrez, repostero de estrado del rey Fernando II de Aragón y que fue este hombre y no otro, el que a falta de pan cazabe”, porque este señor sí sabía cocinar y no que los tainos, o “mayas precolombinos hubieran sido los “creadores del cazabe y la tortilla de maíz” respectivamente, porque sino al Almirante, lo primero que le hubiera llamado la atención, las indias cocinando en utensilios domésticos y nada de eso sucedió ni quedó escrito en el Diario de navegación. Creemos que cuando a estos castellanos se les acabaron los bizcochos, las galletas sin levadura o no tenían pan 
ni vino ni carne muchas vezes; i dieron el primer nombre al que a imitación del de Europa enseñaron a hacer a los indios con yuca rallada, quitando a ésta su zumo nocivo; o al que amasaban con maíz. El primero se llamó después casabe; i el segundo tortillas, que aún prevalece en Méjico, i que no tiene nada que hacer con las verdaderas tortillas castellanas, hechas con huevo (1). En la Habana esa tortilla de maíz, data en acta del cabildo, de 18 de Enero de 1557... que muchas negras y otras personas andan por las calles vendiendo longanizas y buñuelos y maíz molido, sin postura de diputado y en lo que venden no se les ha puesto precio, de cuya causa se recibe perjuicio, y asimismo venden pasteles y tortillas de maíz y de catibías (2) y en Cabildo de 23 de Septiembre de 1588 consta que la Villa había sufrido un fuerte huracán y se trató lo siguiente entre otras cosas, que las tortillas de maíz se vendían, en Octubre, a razón de diez onzas cada una, y así se mandó en Cabildo de 1.° que se vendiese a tres por un real, y que cuando se diesen dos, tuvieran quince onzas (3). Precisamente aún cuando se le daba el nombre de cangrejo al barrio del Ángel, en la Habana y la gente de pueblo en la procesión que la víspera de San Rafael, se celebraba en el mes de octubre, llevaba delante una farola en que se veía pintado un cangrejo. El origen de las tortillas, no es otro que aprovechándose de la concurrencia, la gente pobre que habitaba en el barrio hacía y vendía esas tortillas, que quedaron con el nombre de San Rafael, patrono de la Iglesia (4). Pero es, según la ficha número ocho, del DRAE, donde en 1838, aparece en el Diccionario aragonés la palabra tortillera, significando tribadismo, de tribada e –ismo. m. poét. lesbianismo. No haciendo alusión al tipo de tortilla, si era de maíz o de huevo. Relacionado con esto, lo que sí tenemos recogido en la obra El Monte de Lydia Cabrera, es el siguiente comentario, abundan también las lesbias en Ocha —alacuattá—, que antaño tenía por patrón a Inlé, el médico Kukufago, San Rafael, «santo muy fuerte y misterioso», y a cuya fiesta tradicional en la Loma del Ángel, en los días de la colonia, al decir de los viejos, todas acudían. Invertidos —Addóddis, Obini-Toyo, Obini-Ñaña o Erón Kibá, Wassicúndi o Diánkune, como les llaman los abakuás o ñáñigos—, y alacuattás y oremi, se daban cita en el Barrio del Ángel el 24 de octubre. Hasta se menciona una supuesta sociedad religiosa de alacuattás (5). Estos sucesos ocurrieron alrededor de 1887, precisamente en los momentos en que se proclamaba la abolición de la esclavitud en Cuba. Ya para 1921, en el Vocabulario Cubano, de Constantino Suárez (Españolito) se recogía la palabra Tortilla. Común f. — muy vulg.—Placer sexual entre dos mujeres. Y Tortillera. Comúnf. — muy vulg. — Dícese a la mujer que tiene el vicio indicado en tortilla (2da acep.). Todavía en Cuba para ofender a una mujer, es muy popular el palmeo de manos girando las muñecas, a modo de como las tortilleras elaboraban manualmente las tortillas de maíz para adelgazar una pequeña bola de masa, como en los días del Arcángel.

Bibliografía.
(1) Orígenes del lenguaje criollo. Juan Ignacio de Armas. Habana, 1882. Pág. 36.
(2)  El curioso americano. No. 7 Habana. Marzo 1o de 1893 Año I. Pág. 64.
(3) Lo que fuimos y lo que somos o la Habana antigua y moderna. José María de la Torre. Pág. 164.
(4) Lo que fuimos y lo que somos o la Habana antigua y moderna. José María de la Torre. Pág. 48.
(5) El Monte. Lydia Cabrera. Pág. 71

Foto del autor.
Autor. Ivo Basterrechea Sosa. 
Al tostón en la provincia oriental siempre lo conocí fundamentalmente como la rebanada de plátano macho o fongo, verde o pintón, aplastada a mano sobre un trozo de papel de estraza (cartucho) después de medio frita en manteca, y luego acabada de freír. Rebusqué la palabra en cuantos diccionarios dispongo y no la encontré ni en los centros espirituales. Sólo Pichardo en su edición de 1849, la relaciona con un tipo de planta. Sin rendirme la busqué en el Fichero General del DRAE y la encuentro en la ficha de Malaret de 1931, aclarando que así es llamado en Puerto Rico, pero luego encontré dentro del concepto de la palabra zambuila, que significaba lo mismo desde 1836, 1849, 1861 y 1875, en todas las ediciones de Pichardo. Y recuerdo la contrariedad que sufrí cuando llegué por primera vez a la Habana y escuché, que al tostón le decían chatino, muy claro por Constantino Suárez en su Vocabulario cubano, agregando que su etimología proviene de la palabra “chato”, muy acertado y me atrevo a que la palabra tostón nos viene por la forma de una moneda. En algunos otros países se le conoce como patacón, también relacionado a las monedas. etc.


Foto tomada de la Revista Más Cuba.

¡Cómo me gustaba el mogo de plátano! Y si era con chicharrones machacados, ni hablar. No así hecho bolas y menos dentro de un caldo o una sopa. A veces el plátano pintón me resultaba mejor por dejar un sabor dulzón en la boca. Y llegué a la capital mencionando el vocablo mogo y las burlas llovieron sobre mí. Allá, la gente de mi generación ni sabía lo que era eso. En la capital se le llamaba fufú. Y Pichardo recomendaba en su Diccionario de 1836, que se viera la palabra fufú, comida hecha de plátano, ñame o calabaza salcochados y mojados con manteca de modo que parezca masa. En Bayamo se denomina Mogo, que tal vez será síncope de Mofongo, palabra de Nigricia (1), usada en algunas de la Antillas en el propio significado. Yo no sé en los tiempos de Pichardo, pero en los míos, mogo solo se le decía al del plátano porque puré le decíamos al del ñame, calabaza, al de la malanga, al igual que el de la papa. Y sí, hasta Lope de Vega, lo conoció como fufú al mencionarlo en La Gatomaquia.
                                                Hasta sacar la carne de la olla,
                                                Del asador la polla.
                                                Aunque sacase, por estar ardiendo,
                                                O pelada la mano con ampolla,
                                                Fufú, fufú diciendo.
                                                            Silva VI (2)
Fernando Ortiz (3), después de confirmarle el origen africano, agregaba que en general, cualquier otro plato africano a base de harina, y argumentaba que Armas (4), opinaba que se deriva del inglés food-foot “comida”, como otras voces de la trata negrera, por duplicación de la raíz monosilábica inglesa. Y para demostrar la antigüedad del vocablo, planteaba que Bachiller y Morales, decía que el vizconde de S. Javier halló las palabras fufú y ñame en Sierra Morena ( Tres años en Fernando Poo). Ello probaría solamente la antigüedad de su uso, aun por los conquistadores, y aseguraba el ilustre Ortiz (5), que en Cuba seguían comiendo fufú de plátano y de otras clases, y le conservamos el nombre.
El DRAE nos trae la palabra Machuquillo, planteando que en Cuba el plato consiste en plátano verde o pintón hervido y aplastado hasta lograr una masa pastosa a la que se añade un poco de manteca. A lo que Ortiz agrega con respecto al machuquillo (6), guiso, o fruta de sartén, como diría el Diccionario de la Academia, que se hace con plátano machucado y luego dice ese diccionario que el plátano sólo se come de dos manera, crudo o en conserva.

(1) Nigricia. Antiguamente Sudán y por extensión fue llamada al África negra.
(2) José García de Arboleya, en su Manual de la Isla de Cuba, 2da edición, 1859.
(3) Glosario de Afronegrismos. 1924
(4) Se refiere a Juan Ignacio de Armas y su obra El lenguaje criollo. Habana. 1882.
(5) Catauro de cubanismos. Habana. 1923.
(6) Catauro de cubanismos. Habana. 1923.





Autor. Ivo Basterrechea Sosa.
La estatua de la libertad en el Parque Central de la Habana.

Sí, en realidad pasaron cinco estatuas por el monumento que hoy ocupa José Martí. Desde que se inauguró el Parque Central de la Habana, la primera que instalaron fue de la infanta Isabel II, desde 1850 - 1869. Luego la de Cristóbal Colón en 1870 hasta 1875. Repite la reina Isabel II, siendo mujer en 1875 y terminan bajándola en 1899, quedando sin estatua el pedestal hasta 1902, en que deciden instalar La estatua de la libertad, que sólo duró un año por sufrir daños durante un ciclón en octubre de 1903. La estatua que hoy aprecian los habaneros es la de nuestro José Martí, que se decidió mediante consulta  popular y en 1905, el clásico pedestal fue transformado en un bello monumento por el escultor cubano José Vilalta Saavedra e inaugurado el 24 de febrero de 1905, con la presencia del generalísimo Máximo Gómez.

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