Autor. Ivo Basterrechea Sosa.
Pepe y Pepa, a parte de ser el diminutivo familiar de José y Josefa respectivamente, y más pequeño aun, Pepín, Pepillo o Pepilla, Pepito y Pepita, o a la inversa el aumentativo Pepón o Pepona y de forma cariñosa Pepote y Pepota, la verdad que yo desconocía que Pepe, en algún momento en Cuba significó el órgano sexual entre los niños, como lo asegurara Fernando Ortiz, en su Glosario de afronegrismos, sin especificar a qué parte del órgano se refería, sin embargo en las frases como, “entré a Pepe”, “lo hice a Pepe” y después de acompañar a Pepe, los timbales, a “Pepe timbales” me imaginé que era a lo que le decimos güevos, berocos o testículos. Y afirmaba Ortiz, un eufemismo africano, lucumí. Kpekpé quiere decir “concha” (Bowen, ob, cit, p. 53). Con respecto a Pepa y Pepita, sabía que eran parte de ese eufemismo aplicado al sexo femenino con igual criterio metafórico que se dijo concha, porcelana, maco, etc. Después, pudo aplicarse indistintamente a ambos sexos. Ha debido de ser difundido en Cuba por las esclavas lucumíes crianderas y manejadoras de las blanquitas. Pepe, al igual que Pancho o gallego, le decimos en Cuba a cualquier español sin importar sea de Extremadura o la Conchinchina. Por eso me entero ahora de donde nos viene la picaresca de Pepito y sus cuentos.