Y llegó Fernandina. ¿Qué era Fernandina? Un pueblo en el mismo límite entre los estados de Georgia y el de la Florida, en el litoral este de los Estados Unidos, su nombre honraba al rey Fernando VII. El plan de José Martí, desde octubre de 1894 hasta el día 12 de enero de 1895, debió su nombre a este puerto donde se habían fletado los dos veloces yates Lagonda y Amadís a N. B. Borden, vicecónsul inglés y español, comerciante y embarcador de maderas.
Tres expediciones para comenzar la guerra de independencia, tres barcos, el vapor Lagonda, yate, propiedad del reverendo William L. Moore, de Nueva York, con aparejo de goleta, casco de madera, 139 pies de eslora, y 120 toneladas de desplazamiento, y era mandado por el capitán Griffing, en el que zarparían hacia Cuba Antonio Maceo y Flor Crombet. El vapor Amadís —yate, propiedad de George H. Kimball, de Cleveland, Ohio, construido en 1893 de 100 pies de eslora, 85 toneladas de desplazamiento, 11 nudos de velocidad, y que estaba bajo el mando del capitán David Weed, el que ocuparían los mayores generales Carlos Roloff y Serafín Sánchez. Y el vapor de carga Baracoa propiedad de Harloff y Boe, de Bergen, con casco de hierro, 380 toneladas de desplazamiento y bandera noruega, dedicado al transporte de frutas y bajo el mando del capitán Salmón Clauser, en el que viajarían Martí, Gómez, el coronel Mayía Rodríguez y el comandante Enrique Collazo. Un Mr. D. E. Mantell, el seudónimo de Martí en esos momentos, (Loynaz dice que era el de Manuel Mantilla*), quien lo organizara y lo dirigiera todo. Una indiscreción del coronel Fernando López de Queralta. Un espía (Lico) Manuel Cardet Grave de Peralta, teniente del Cuerpo de Guerrillas en el poblado de Jamaica, en Guantánamo, por quienes se perderían unos 300 rifles Winchester, 300 fusiles Remington de repetición, 100 revólveres Colt, municiones, centenares de machetes Collins, cantinas, cinturones, hules, frazadas y gorras. El 12 enero de 1895, el puerto de Fernandina era un hervidero de agentes federales, de policías, y espías. El dinero ahorrado con grandes sacrificios por los obreros tabaqueros del Cayo, Tampa, Ocala, Nueva York, Filadelfia, etcétera, se había ido a bolina. El caso de Fernandina era considerado un delito federal. En la casa del doctor Ramón L. Miranda vivió Martí escondido la mayor parte del tiempo hasta el 30 de enero de 1895, su salida para Haití, pues evitaba la vigilancia y persecución de los espías y de la policía al servicio de España y de los Estados Unidos. Martí y Gonzalo de Quesada ocuparon un carruaje cerrado que, situado en la acera de la casa, les esperaba, y con las debidas precauciones no se detuvieron en ningún lado y ambos se dirigieron al muelle donde estaba atracado el vapor Athos, de la línea Atlas, hacia Cabo Haitiano, a fin de reunirse con el general Máximo Gómez. El fracaso del Plan de Fernandina lo dejó sin otra opción.
Fuente:
1.- El plan de Fernandina y los espías del diablo. Nydia Saravia. Anuario del centro de estudios 5/1982.
2.- El Libro Cuba independiente. Por Enrique Collazo. Habana. 1900.
(*) Memorias de la guerra. Enrique Loynaz del Castillo. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana 1989. (Manuel Mantilla era el hijo de Carmen, hermano de la hija de José Martí, quien tuvo una participación destacada en dicho plan).