Quiero destacar dos cosas. La primera, observen como ni la prensa ni las autoridades juzgaron a los detenidos, acusándolos de asesinos, mercenarios, violentos o cobardes. Segundo que yo al carecer de la verdad absoluta me ajusto a la descripción del Diario de la Marina, tal y como lo publicó el día 31 de julio de 1953.
A continuación, la declaración de Raúl Castro Ruz. “Que fue detenido por miembros del Servicio de Inteligencia Militar a las órdenes del Capitán Lavastida en las proximidades de San Luis. El detenido Raúl Castro declaró que vivía en Neptuno 914, en la ciudad de La Habana, que era estudiante de Ciencia Sociales. Sus padres viven en Birán, cerca de Marcané, Mayarí y le pasan una mesada. Agregó Raúl Castro que el viernes por la noche salió invitado por su hermano Fidel Castro para Oriente, desconociendo los planes que se habían trazado para el movimiento y que no lo supo hasta que se encuentra en la finca Siboney, donde le informaron que iban a tomar el cuartel Moncada, explicándoles el plan que salió todo al revés. Tenían ordenes de hacer prisioneros, pero no matar a nadie. Dijo también a las autoridades que lo interrogaron que al terminarse el movimiento publicarían una proclama en la que se hablaría de una repartición de tierras a los campesinos como una verdadera reforma agraria, y se daría el veinticinco porciento de la producción a todos los obreros de las fábricas además de una serie de leyes progresistas. Continúa diciendo, que penetraron cinco compañeros en la Audiencia de Santiago con el objeto de tomarla y evitar de ese modo que los soldados que la custodiaban pudieran hacer fuego sobre sus compañeros, guardándole la retirada a los que estaban encargados de tomar el cuartel “Moncada”. En el momento en que se acercaban al edificio de la Audiencia pasaba un soldado a quien le dieron el alto y lo llevaron para adentro. Entonces tocaron a la puerta y cuando salió el sereno él, personalmente lo amenazó con su escopeta. Simultáneamente eran detenidos dos soldados que dormían en el tercer piso del edificio. Llegaron a la azotea, pero no podían disparar hasta el cuartel debido a que había que sacar mucho el cuerpo por lo alto de los muros de la misma. Al poco rato llegaron tres o cuatro policías y un paisano con una pistola en mano y le franquearon la puerta desarmándolos. Pero cuando se dieron cuenta que el golpe había fallado, abandonaron el lugar. Desconocían si el plan era nacional, manifestó Raúl Castro, así como el ataque al puesto de Bayamo. Continúa diciendo, que apenas llegaron a esta ciudad los revolucionarios fueron trasladados para una finca cerca de Siboney, y una vez allí, les dieron uniformes y armas para el asalto. No se le había explicado ningún plan, solamente, las explicaciones que había relatado que fueron dadas verbalmente por su hermano Fidel. De todos los individuos que venían sólo conocía algunos de vista. Agregó que antes era ortodoxo y que la ortodoxia ya no existía. Cuando salió del Palacio de Justicia se despojó de la ropa militar quedándose con un pantalón de civil que llevaba, abandonando las armas. Entonces atravesó la calle Garzón corriendo y así anduvo hasta la terminal de ferrocarril caminando por la línea hasta el poblado del Cristo, durmiendo en un campo de caña. Al día siguiente estuvo caminando a lo largo de la línea del ferrocarril hasta llegar a Dos Caminos, en donde subió al pueblo y compró pan y agua continuando el viaje a pie, hasta que fue detenido. Dijo a los soldados que lo detuvieron que era de Marcané y que se le había acabado el dinero siendo conducido al cuartel de la Guardia Rural de San Luis donde lo remitieron al vivac”. Hasta aquí la declaración de Raúl Castro. Luego a continuación el Diario inserta esta información.
Todos los demás detenidos hacen parecidas declaraciones, expresando que han sido muy bien tratados por las autoridades militares, sin que hayan sido maltratados, ni vejados ni coaccionados, agregando que todos vinieron engañados a esta ciudad, pues se les había dicho que iban a la fiesta de carnaval y que harían práctica de tiro. Fidel Castro les dijo, después que sabían que iban a tomar el cuartel, que la guarnición del mismo estaba con ellos, para marchar de cuartel en cuartel hasta La Habana.
Como ven ni una sola ofensa, esto lo reitero yo. Fin.