Para entender en la heráldica, la ciencia explicativa y descriptiva del blasón o escudo, lo primero es conocer que el escudo surge como un arma defensiva, generalmente sujetado con la mano izquierda, mientras el guerrero atacaba con el arma ofensiva en la mano derecha. Al señalar sus partes se hace, no mirando la imagen de frente sino como si usted empuñara el escudo con el antebrazo izquierdo. Si describimos el Escudo Nacional de Cuba, “el más misterioso de nuestros símbolos nacionales” (1), por ejemplo, y lo hacemos como si nos protegiéramos con él, cuando se dice que el gorro frigio (el rojo de la estrella) está vuelto hacia la derecha, es la derecha de quien lo sujeta y no de quien lo mira de frente. El timbre es todo lo que está por encima del escudo o blasón: El gorro frigio, la estrella, el Poste de la Libertad y las faces. Nuestro escudo (o blasón) está cortado y medio partido, como si fuera una (T), encima de la (T) está el sol ¿naciente?, más bien poniente, porque si alguien entra al golfo y el sol se encuentra en el horizonte, indica el oeste, y si sale del golfo con el sol en el horizonte indica el este, teniendo en cuenta que Cuba está representada como la llave en el mar entre dos montículos que cierra, o abre el Golfo de México, entre el Cabo Catoche de Yucatán y el Cabo Sable de la Florida*. A cada lado de la (T) están los cuarteles, el de la derecha ocupado por la bandera cubana, y el de la izquierda por dos lomas y la palma real. El tenate, son las ramas de encina en la derecha, y la de laurel en la izquierda. Somos del criterio que lo de “misterioso” es producto de la manipulación patriotera por desvincularlo de cualquier vestigio de su verdadero origen, la Independencia de los Estados Unidos de América.
(1). - Maikel Arista-Salado y Hernández. El escudo de la republica de Cuba: precisiones necesarias.
* La imagen de la llave como la Isla de Cuba, está basada en la “Llave del Nuevo Mundo. Antemural de las Indias Occidentales”, una obra del habanero y gran historiador José Martín Félix de Arrate Acosta (1701-1765). Aunque desde mucho antes la llave aparecía en los escudos de La Habana.