Sólo a un loco como Fidel Castro se le
ocurriría la macabra idea de sentar un cadáver en la silla presidencial para
derrocar un gobierno constitucional. A partir de la segunda mitad de los años 40
y principio de los 50, la radio alcanzaba los niveles más espectaculares del populismo
en la República de Cuba. Tres hombres sobresalieron: Félix B. Caignet, José
Pardo Llada y Eduardo Chibás. El primero, autor de la primera novela radiada, el
Derecho de Nacer, que paralizaba a un país, el segundo el comentarista radial
más escuchado, y el tercero el político fundador del Partido del Pueblo Cubano
(Ortodoxo), antiimperialista, anticorrupción, que rechazaba la represión, al
comunismo y a Batista. Sus lemas, “Vergüenza contra dinero” y “Prometemos no
robar”. La escoba, como símbolo para barrer los males de la República. La
popularidad de Chibás subió a su máxima espectacularidad en 1950, llegando a
ser senador de La Habana. Todos los domingos a las ocho de la noche, el país se
paralizaba, y ya el pandillero Fidel militaba como ortodoxo y hasta acompañaba
al gran político, en las transmisiones en vivo, como el funesto día de “El último aldabonazo”,
donde el líder se disparó al vientre con una pistola, aunque el pueblo no
escuchó el disparo, porque la transmisión había sido cortada dos o tres minutos
antes. El oportunista de Fidel, lo trasladó a un hospital donde murió el 16 de agosto de 1951, después de agonizar once
días. También fue idea de Fidel, que el cuerpo fuera velado en el Aula Magna de
la Universidad de La Habana. Estas dos acciones le granjearon la simpatía entre
la militancia, llamando la atención de los periodistas, pero el demente quería
más, y se le acercó al periodista más famoso, a José Pardo Llada y le propuso
“aprovechar esta gran manifestación de dolor del pueblo y en vez de llevar el
cuerpo de Chibás
hasta el cementerio, lo bajarán por las escalinatas de la Universidad y lo cargarán hasta el Palacio
Presidencial”. “¿Al Palacio? ¿Para qué?- preguntó sorprendido el periodista.
"Para tomar el Palacio Presidencial junto a las masas y derrocar ya mismo
al Gobierno. Le daremos la satisfacción a Chibás, luego de su muerte, de barrer
con el Gobierno de Prío. Te aseguro que si lo llevamos hasta el Palacio, Prío
abandonará Cuba. El cobarde debe estar terriblemente asustado".
"Escucha, Fidel, olvida esta locura. Recuerda que
junto a la procesión marchará un batallón del Ejército por los honores
militares. Son capaces de matar a miles de personas si decidimos asaltar el
Palacio Presidencial. No seré responsable de una matanza semejante". Fidel
insistente replicó: "Te digo que no harán nada. No son capaces de disparar
un solo tiro. Son todos unos cobardes. El Presidente, el Ejército, la Policía,
el Gobierno, todos ellos. Llevemos a Chibás al Palacio y sentemos al muerto en
el sillón presidencial". Cuando Pardo Llada escuchó esa última frase de
sentar al muerto en el sillón presidencial decidió cortar la charla de manera
drástica y resuelta, diciendo: "No hay nada más que decir Fidel.
Llevaremos a Chibás al cementerio".
Esto me recuerda los momentos de conmoción del pueblo
cubano, donde el agitador y alumno de Chibás, manipulaba a las masas en medio
del gran dolor. El ataque a la Coubre, el sabotaje al avión de Barbados, el secuestro
de los pescadores, para desviar la atención del fracaso de la Zafra de 1970,
los ciclones, etc, etc. etc.
Fuente: https://www.youbioit.com/en/article/27116/fidel-castro-en-el-velorio-de-eduardo-chibas-el-16-de-agosto-de-1951