La liberación de mi primo Pollolli, junto
a dos vecinos de mi pueblo, Negro Conde y Niño Frijolito, presos en la cárcel
de Boniato en Santiago de Cuba, marcaron mi infancia. Acostumbrado a ver a mi
primo robusto de mediana estatura, a Negro Conde, gordo y bajo de tamaño, a
Niño más bien menudo, pero no al extremo cadavérico, cuando en camillas los
dejaron a cada uno en su casa, me horroricé al ver cadáveres vivientes sacados
del holocausto. A pesar de eso, estando en Cuba me costó trabajo creer los
testimonios de varios expresos que pasaron veinte años y más en un cayo con
poca flora y vida animal, donde desde una avioneta les lanzaban los despojos de
comida y agua, confieso que las historias me resultaron increíbles hasta poder constatarlas por otras personas de mayor confianza allegadas a mí. ¡Qué horror! Además
de las mencionadas escuché hablar de la cárcel de San Ramón, Mangas largas,
Combinado del Este, la de Guanajay, Manto negro, Nuevo amanecer, etc. Me
gustaría leer las historias vividas por cada uno que la sufrió, para tener una
idea real de cuántas cárceles hay en Cuba, incluyendo los calabozos de la
policía y las casas de seguridad. ¿Alguien puede contar su historia?
