En los momentos que las calles de La Habana se tatuaban las líneas ferroviarias de los tranvías, y los habaneros quedaban atónitos entre las bocinadas de las primeras carcachas, francesas y norteamericanas, un teatro en 1900 se dignificaría con ser la primera institución en llevar el apellido de nuestro Apóstol, y un año más tarde en 1901 serviría de sede a la Asamblea Constituyente para redactar la primera Carta Magna. Y ya en este mismo tiempo Máximo Gómez había viajado a Santo Domingo, y luego a mediados de julio lo hiciera a los Estados Unidos, para convencer a Tomás Estrada Palma, que asumiera la presidencia, y de una ves, hiciera una visita de cortesía al presidente Mc Kinley, “a quien tanto le debemos los cubanos, y al secretario de la Guerra, Mr. Elihu Root”.
Más tarde Máximo Gómez emprendería una feroz campaña por todo el país en favor de su candidato don Tomás Estrada Palma, en contra del opositor el general Bartolomé Masó.
Un “oportuno” ciclón derribó del pedestal en el Parque Central de La Habana, a la estatua de la Libertad, fundida en calamina, adquirida en mil dólares por el alcalde Perfecto Lacoste en los Estados Unidos, con motivo de la instauración de la República, el 20 de mayo de 1902, pero ya desde el 30 de abril de 1899, casi un mes y medio de haberse derribado la estatua de mármol de la reina Isabel II, la revista literaria y gráfica El Fígaro, había realizado una encuesta a los personajes más representativos de la sociedad para decidir a quien se le erigiría un monumento. Observen la notable diferencia de entre las 105 personalidades encuestadas, que sólo 16 votaron a favor de Martí, entre ellos sus allegados Fermín Valdés Domínguez, Juan Gualberto Gómez, Miguel F. Viondi, Esteban Borrero Echevarría, Diego Vicente Tejera, Leopoldo Berriel, y cuatro poetisas: Aurelia Castillo de González, Martina Pierra de Poo, Mercedes Matamoros y la patriota Rosario Sigarroa. Y de los generales revolucionarios Emilio Núñez, Daniel Gispert y Enrique Loynaz del Castillo. ¿Dónde estuvieron los votos de Máximo Gómez que en ese tiempo residía en la Quinta de los Molinos, Salvador Cisneros Betancourt, José Lacret Morlot, de Carlos Roloff? Continuará…/
Fuente:
1.- Diario de la Marina 18 de julio de 1901.
2.- Veinte años de actividades del Historiador de la ciudad de La Habana. Emilio Roig de Leuchsenring. Volumen IV (1935-1955) Año 1955. Pág. 10 https://caosycosasdecuba.blogspot.com/.../estatua-de-la...