¿Vergüenza contra dinero?

Viendo las imágenes de la “chusma venezolana madurista” agrediendo a Juan Guaidó, me viene a la mente, el lema del Partido Ortodoxo de Chibás “Vergüenza contra dinero” y su símbolo la escoba, necesaria para barrer a sujetos como estos de las fotos que desvergonzadamente llegan al “Monstruo”, “vestidos de gusanos” dejándola caer entre líneas, el rabo entre las patas, agazapados en un perfil muy bajo, reaccionando malhumorados que aquí se les pregunte por la palabra comunista, llegan pidiendo unión y olvidar el pasado, pretextando que tienen hijos aquí, que tienen visas, y que Estados Unidos no es Miami, olvidando durante su estancia “por conveniencia” que están en el capitalismo, en el imperialismo, en el lugar que los bloquea y “les mata a su pueblo de hambre”, (y no en el extranjero como le llaman ellos), pero cuando regresan al cadáver socialista revolucionario, con ciertas “perretas” en su Aduana, entonces recobran la memoria, dejándole el traje de “gusano” al nombre de los largos y abultados maletines, y vuelven al traje de ratas para trepar al “cadáver”, y retomar la agresividad, gritar que son más comunistas que el resto de la población, con golpes de pecho y todo, (En cadena Nacional), acusándonos de gusanos, mafiosos, ladrando como “perras en celo”, sin tomar en cuenta que en la gusanera viven sus hijos, que en la mafia viven sus hijos, que en capitalismo cruel y brutal viven sus hijos, que en el imperialismo del águila que bloquea a su “empobrecido pueblo” viven sus hijos, maldiciendo al HP presidente de sus hijos, que les permite entrar y salir para que vean a sus hijos. Una prueba parcial de algunos individuos lame botas de los dictadores, que vienen con el propósito, además de ver a sus hijos, buscar dinero, faltar el respeto, burlarse del dolor de nuestra gente, y cuando logran su objetivo, entonces nos llaman tontos e idiotas, jactándose de su mucha habilidad y osadía para burlarse de nosotros.

Los Van Van llevan el tinte político tatuado en la cáscara de su historia.

Acabo de leer un artículo en CiberCuba en el que Samuel Formell, director de Los Van Van, expresa: “Como no somos políticos tratamos de estar apartados de eso”. ¡Qué hipocresía y falta de vergüenza tan grandes! Cuando les conviene lo son y cuando no, no lo son. Y es que si hay una agrupación que lleva tatuada la política en su propia cáscara son ellos, Los Van Van, porque el origen de ese nombre no es más que la consigna panfletaria de cuando arrastraron al pueblo hacia uno de los tantos fracasos del esquizofrénico Fidel Castro, que en cada discurso kilométrico cacareaba, la zafra del setenta ‘’de que va, va’’. Y el siempre oportunista Juan Formell convertido en cronista del proceso revolucionario, tomó el nombre de esa consigna ‘’Van van yo sé que van van’’, haciendo alusión a los Diez millones de toneladas de azúcar de aquellos tiempos. Alguien dijo que la memoria política es efímera, oportunidad aprovechada por algunos para obtener prebendas, y es el caso de la orquesta Los Van Van, que ahora une la celebración de su cumpleaños número cincuenta, con la celebración de los 500 años de La Habana. Luego brota la ‘’ingenuidad’’ o el descaro para cuestionarse el comportamiento de rechazo del exilio hacia aquellos artistas que no hablan de política, y es cuando resulta insultante el ultraje a la inteligencia de los exiliados cubanos donde el dolor es muy grande, y es aquí donde no se olvidan ni los hechos ni las realidades históricas.