miércoles, 6 de abril de 2022
La muerte de José Martí, pintada por los españoles. (Parte IV)
La muerte de José Martí, pintada por los españoles. (Parte III)
La muerte de José Martí, pintada por los españoles. (Parte II)
viernes, 1 de abril de 2022
La muerte de José Martí. (Parte I)
“Si usted u otro corresponsal americano se atreve a venir a mi campamento para escribir la verdad sobre nuestra situación, lo fusilo. ¡Caramba!” ––Sentenció Máximo Gómez a Bronson Rea corresponsal del New York Herald, como aparece en una traducción del inglés al español del libro del periodista americano en 1898, (1) y que muchos años más tarde, en 1953 la revista Bohemia reprodujera de tal manera: “…Si usted o cualquier corresponsal americano osa entrar en mi campamento para hablar mal de nosotros, lo mando a matar” (2). Por supuesto, me quedo con la primera versión, porque Gómez durante la guerra y después de la misma, ocultó muchos aspectos de su vida y de su carrera militar, fundamentalmente la crueldad de sus métodos, denunciados por ese periodista.
Es difícil creer que Gómez, formado como oficial del ejército español en la Academia Militar de Zaragoza en España, (3) que comandó una columna española en Santo Domingo, que llegó a Cuba, no como “internacionalista” sino derrotado como un oficial de caballería, capitán del ejército español, y que luego por méritos propios alcanzaría el mayor grado militar del ejército cubano, cometiera varios “errores tácticos” en el enfrentamiento en Dos Ríos y la prensa cubana, publicara en todos los medios habidos y por haber distintas versiones, haciendo mucho hincapié en estrategias, en la humareda de los fusiles, en el herbazal, en la disparidad de “números” de cada bando, logrando al final, más que aclarar, confundir y extender el velo del misterio más allá de la muerte en combate de José Martí.
¿Qué han tratado de ocultar? porque una cosa es que Martí resultara una “carga”, y hasta un “estorbo”, como una vez pasó con Céspedes, Vicente García, y otros, como Gobierno, en los planes de Gómez, y otra cosa sería que Martí al “negarse” abandonar los campos de Cuba, Gómez intentara quitárselo de “arriba” provocando el escenario “fortuito” para su muerte. Y peor aún cuando el generalísimo desde Ciego de Najaza, le enviara aquella carta tan inmisericorde, llena de resentimiento arraigado y tenaz a Tomás Estrada Palma, el 22 de agosto a solo tres meses de la muerte del Apóstol ocurrida el 19 de mayo del mismo año 1895.
“Lo que hizo Martí es nada, lo que usted tiene que hacer ahora es lo gordo (…) Martí, aunque no es tiempo de juzgar, empezó a torcerse y fracasar desde La Fernandina hasta caer en Boca de Dos Ríos (…) donde pereció sin beneficio para la patria y sin gloria para él”. Pero, una herida… Continuará…/
Fuente.
1.- Entre los rebeldes. La verdad de la guerra. Revelaciones de un periodista yankee. Traducción del inglés. Madrid. 1898.
2.- Revista Bohemia, 27 de diciembre de 1953.
3.- Tone, John Lawrence (2006). War and Genocide in Cuba, 1895-1898. Univ of North Carolina Press. p. 61.
La pobreza de Leonor Pérez Cabrera, la madre de José Martí. (Parte X)
Y tuvo el Gobierno norteamericano, en su segunda intervención, que encargarse nuevamente de doña Leonor Pérez, y sus funerales el día 19 de junio de 1907, para que la prensa oficialista marxista actual, adoctrinadora y manipuladora volviera a arremeter en contra, esta vez del gobernador Charles Magoon, al tratar de insincera la nota necrológica, en la que dispuso guardar duelo oficial y fuera sepultada a cuenta del Honorable Ayuntamiento habanero, y calificara de pomposo el sepelio que contrastó “con la miseria en que ella había vivido durante sus últimos años”. (1)
Si el funeral hubiera sido sencillo, entonces estuviéramos leyendo en estos momentos, “un sepelio miserable al igual que su empobrecida vida durante sus últimos años”.
El Gobierno Interventor norteamericano hizo más por la madre de José Martí, que la misma República, que los patriotas revolucionarios encabezados por Máximo Gómez.
Pomposo resultó el sepelio del “generalísimo” en 1905, donde el gobierno de la República dispuso de 15 mil dólares para sus funerales, donde las corporaciones, las sociedades y organismos, el Gobierno en pleno, los cuerpos colegisladores, los elementos revolucionarios, gastaron más de 30 mil dólares en coronas, donde el Secretario de Hacienda, el general mambí Juan Rius Rivera, visitara la residencia del general Máximo Gómez, haciéndole entrega a su hijo Urbano de un cheque de 100 mil dólares americanos, cantidad votada por el Congreso a favor del caudillo revolucionario. (2)
Pomposo era “el sarcófago de terciopelo negro de Máximo Gómez elegido a imagen y semejanza al utilizado para el cadáver del presidente norteamericano Willliam McKinley” (3), mientras en un lugar remoto de la provincia oriental, en un nicho rústico marcado con el número 334 reposaban casi olvidados los restos de José Martí, hasta que el mismo Gobierno Interventor norteamericano por disposición sanitaria ordenara la demolición de los antiguos nichos y erigiera un templete donde honrosamente descansarían los restos del Apóstol, y que fuera inaugurado el 24 de febrero de 1907, casi cuatro meses antes del fallecimiento de su santa madre doña Leonor Pérez Cabrera, ocurrido aproximadamente a las 5.30 pm del 19 de junio del mismo año. Continuará…/
Fuente:
1.- Centro de Estudios Martianos. La Habana.
2.- Diario de la Marina. Edición de la tarde del sábado 17 de junio de 1905.
3.- Diario de la Marina. Edición de la mañana del miércoles 21 de junio de 1905.
La pobreza de Leonor Pérez Cabrera, la madre de José Martí. (Parte IX
Y llegamos al 24 de febrero de 1905, el día de la inauguración del monumento a José Martí en el Parque Central de La Habana, erigido por suscripción popular, donde Máximo Gómez al usar de la palabra recordó a la concurrencia “que hoy hace 9 años, 9 meses y cinco días había muerto Martí”, poniendo de manifiesto las circunstancias que adornaron su carácter. Fue muy aplaudido. (1)
Más que adornar el carácter del Apóstol, mejor hubiera sido que Gómez en ese lapso de tiempo de casi 10 años, hubiera visitado el lugar de Dos Ríos, y tan siquiera se preocupara dónde estaba enterrado Martí, pero nada de eso ocurrió. ¿Cuántas dudas e inquietudes se hubieran esclarecido? ¿por qué no lo hizo? ¿Eran tan amigos como nos lo han hecho creer?
En ese tiempo Gómez pudo viajar a Santo Domingo, a los Estados Unidos, recorrer a Cuba en campaña para la elección de Estrada Palma, pero ni siquiera, este día de la inauguración, la prensa resaltó algún acercamiento de Gómez hacia la madre de Martí, la que se hallaba en la tarima a la derecha de la estatua de su hijo, además de las señoras Ana de Quesada viuda de Céspedes, Amalia Simoni viuda de Agramonte, Carmen Zayas Bazán viuda de Martí, y Juana de Varona, hermana del que fuera general del Ejército Libertador Bernabé Varona (Bembeta) quien entregara al arquitecto Benito Lagueruela un clavo de oro con la siguiente inscripción: "La hermana de Bembeta", para que fuese colocado en el monumento. Este clavo fue arrancado por manos sacrílegas, en el año 1941. Y el 24 de mayo de 1949, le fue incrustado otro clavo de oro. (2)
Además del presidente de la república don Tomás Estrada Palma estaba su gabinete y muchas otras personalidades, desde que el acto comenzó a las nueve de la mañana con una concentración de más de 10 mil habaneros.
Don Tomás Estrada Palma, al despedirse de la señora madre de Martí, ésta le entregó una exposición solicitando indulto para el señor Abelardo Torres, periodista de Consolación del Sur, condenado en causa por disparo de arma de fuego.
Ninguna ayuda pidió para mitigar su “pobreza” sino como lo hizo su hijo luchando por el bienestar de los demás. Cuatro meses después el 17 de junio del mismo año, moriría el general Máximo Gómez. Continuará…/
Fuente:
1.- Diario de la Marina. Edición de la tarde del 24 de febrero de 1905. Pág. 3
2.- Veinte años de actividades del Historiador de la ciudad de La Habana. Emilio Roig de Leuchsenring. Volumen IV (1935-1955). Año 1955. Págs. 14 y 15
jueves, 24 de marzo de 2022
La pobreza de Leonor Pérez Cabrera, la madre de José Martí. (Parte VIII)
miércoles, 23 de marzo de 2022
La pobreza de Leonor Pérez Cabrera, la madre de José Martí. (Parte VII)
Después de dos años, que doña Leonor Pérez llevaba trabajando para el Gobierno Interventor americano, y un año de haber muerto tres de sus hijas casi consecutivamente, “en el mes de julio de 1901 es que algunos miembros de la Asamblea Constituyente, (…) tomaron el acuerdo de contribuir con un “luis” mensual de sus haberes, para donárselos a la madre de José Martí. Salvador Cisneros Betancourt, Gonzalo de Quesada, Enrique Villuendas y el general Lacret Morlot son los autores de la iniciativa. Enrique Villuendas, como secretario de la Convención acepta la encomienda de pasar la lista a los demás delegados. Un día de fines de julio la lista le es presentada al delegado Eliseo Giberga. Este indignado rehúsa la petición.
La pobreza de Leonor Pérez Cabrera, la madre de José Martí. (Parte VI)
sábado, 19 de marzo de 2022
La pobreza de Leonor Pérez Cabrera, la madre de José Martí. (Parte V)
jueves, 17 de marzo de 2022
La pobreza de Leonor Pérez Cabrera, la madre de José Martí. (Parte IV)
¿Era ridícula la cifra de $83.33 pesos oro americano de aquellos tiempos, que el Gobierno Interventor le concedió mensualmente a doña Leonor Pérez, hasta su muerte a la edad de 79 años?
¿Qué diríamos de los $75.00 dólares del desglose de los $3 000 000.00 donados por los Estados Unidos, y que recibió una sola vez cada individuo (clase o soldado) del Ejército Libertador por entregar sus armas, convenido entre el Gobernador General norteamericano y Máximo Gómez? (1)
Tal vez, la cifra era ridícula si la comparamos con los $100 000 pesos en moneda americana que recibió Máximo Gómez antes de morir el 17 de junio de 1905, y la prensa oficialista marxista niega que dejara una fortuna personal, pero la hija Margarita entre 1928 y 1930 adquiriría en Calabazar una mansión de 18 cuartos, y entonces la Gaceta Oficial de la República, en edición extraordinaria publicaba que: Tomás Estrada Palma, Presidente Constitucional de la República de Cuba.
Hago saber: que el Congreso ha vetado, y yo he sancionado, la siguiente Ley:
Artículo 1º– El Ejecutivo entregará al general Máximo Gómez de los fondos no afectados del Tesoro Público, la cantidad de cien mil pesos ($100,000) en moneda americana.
Artículo 2º– Esta Ley surtirá sus efectos inmediatamente de ser publicada en la Gaceta Oficial de la República.
Por tanto: mando que se cumpla y ejecute la presente Ley en todas sus partes.
Dada en el Palacio de la Presidencia, en La Habana, a 16 de junio de 1905.
T. Estrada Palma, y Juan Rius Rivera. Secretario de Hacienda. (2)
A lo mejor los $83.33 pesos oro americano, eran ridículos si los comparamos a los $30 000 dólares posiblemente gastados en “la pirámide inmensa de coronas” durante el entierro del general Máximo Gómez efectuado a las tres de la tarde del jueves 20 de junio de 1905. (3) Continuará…/
Fuentes:
1.- Civil Orders and Circulars. Headquartes Division of Cuba. John R. Brook. Year 1899. No. 53
2.- Gaceta Oficial de la República de Cuba. 16 de junio de 1905.
3.- Diario de la Marina. Edición de la mañana. 20 de julio de 1905.
lunes, 14 de marzo de 2022
La pobreza de Leonor Pérez Cabrera, la madre de José Martí. (Parte III)
Viendo la hambruna, y la situación espantosa en que quedó el país, el Gobierno Interventor norteamericano, inmediatamente gestionó el suministro de alimentos a través del Departamento de Guerra enviando en total, 5.493.500 raciones cubanas, además de 1.000.000 de raciones gestionadas en los Estados Unidos por el filántropo Mr. Charles W. Gould, que fueron recibidas y distribuidas bajo la dirección de los comandantes generales de los departamentos del ejército.
Un favor a escopetazo. Con cuánta arrogancia y prepotencia el generalísimo Máximo Gómez, criticaba esta labor altruista dirigida principalmente a las víctimas, que no eran pocas, y no a los “incendiarios” de los bandos litigantes. “Hará cosa de ocho días se me presentó en Yaguajay míster Gould, con muchísimo aparato, yo le puse el punto a las íes, y esta es la hora en que este Cuartel General no ha recibido una sola ración de las tantas que diz que venían para el pueblo y las fuerzas”. (1)
Observen como la prensa oficialista de hoy en día manipula la cifra del haber anual de mil pesos oro americano, reduciéndolo con toda la intención en un sueldo de $83.33 mensuales para demostrar la pobreza de doña Leonor Pérez, sin ni siquiera mencionar el tipo de moneda, y menos la palabra oro. ¿Qué obligación tenía el Gobierno Interventor americano, encabezado por el general John R. Brook en concederle trabajo a una anciana de 71 años hasta los 79 en que murió, más allá de un gesto filantrópico? Pues veamos como sucedieron los hechos. (2)
Un mes después, el 24 de febrero de 1899, el Secretario de Agricultura, Comercio y Obras Públicas, el cubano Adolfo Sáenz Yánez, perteneciente al gabinete de John R. Brook del Gobierno Interventor americano, expidió un Decreto que se publicó en la Gaceta de La Habana de ese mismo día en que se consigna lo siguiente: “Habiendo manifestado la señora Lucía Iñiguez viuda, madre del difunto Mayor General Calixto García Iñiguez, que no podía aceptar por su avanzada edad, la plaza de Oficial Tercero de Administración, afecta al Negociado de Industrias y Comercio de esta Secretaría, para la cual fue nombrada con fecha 10 del presente mes, y habiendo solicitado la señora Leonor Pérez viuda de Martí, madre del patriota José Martí, un destino adecuado a sus circunstancias en este Departamento: vengo en dejar sin efecto el nombramiento de la señora Iñiguez y nombrar en su lugar a la señora Pérez viuda de Martí para la indicada plaza, cuyo haber anual es de mil pesos oro americano”. (3)
Este cargo lo desempeña hasta el 30 de junio de 1900, en que se le cesanteó, nombrándosele ese mismo día en otro de igual sueldo y similar categoría en el de Marcas, en la Sección de industria y Comercio, que fue el que desempañó definitivamente hasta su muerte ocurrida en esta capital el 19 de junio de 1907.
Quiere decir, que la madre de Martí estuvo percibiendo mensualmente $83.33 pesos oro americano hasta la edad de 79 años.
Es triste mencionar que en el mes donde fue cesanteada y vuelta a colocar en otra plaza el 30 de junio de 1900, veintiún días antes, el día 9, la madre de Martí había perdido a su hija mayor, con 46 años de edad, Leonor Petrona (La Chata) nacida en la calle Paula No.41, y quince días después, el 14 de julio, perdería con 33 años a María del Carmen (La Valenciana), pero ya el 9 de febrero del mismo año 1900, había muerto con 36 años, Antonia Bruna. Solo le quedaba viva de siete hijas, y un varón, Rita Amelia, la que moriría el 16 de noviembre de 1944, con 82 años. Continuará…/
Fuentes:
1.- Carta de Máximo Gómez a Estrada Palma, desde el Central Narcisa, el 9 de diciembre de 1898. Publicada en el Boletín del Archivo Nacional, La Habana, 1933, t. XXXII, p.96.
2.- EcuRed. https://www.ecured.cu/Leonor_P%C3%A9rez
3.- Revista Bohemia del 1º de febrero de 1953.
La pobreza de Leonor Pérez Cabrera, la madre de José Martí. (Parte II).
Así que la pobreza no solo la sufría doña Leonor Pérez, la madre de nuestro Apóstol, peor la sufrían los campesinos reconcentrados en los pueblos y en las ciudades de las provincias occidentales. Y es que ha sido una política infame culpar solo de la desastrosa situación al general español Valeriano Weyler, amigo de armas del general Máximo Gómez desde mucho antes, cuando ambos siendo capitanes del ejército español comandaban las columnas militares en contra de los rebeldes dominicanos, durante la Guerra de la Restauración de 1863. (1)
Hay que tener en cuenta que la reconcentración de pobladores era parte de una estrategia militar que el Conde de Valmaseda había llevado a cabo durante la guerra de los Diez Años, y no tuvo la misma repercusión que la del 95, sencillamente porque en aquel entonces no coincidió con la devastadora “tea incendiaria”, que solo en un día provocaba cientos de incendios a las plantaciones cañeras y a los ingenios azucareros acabando con la quinta y los mangos, y arrasando hasta la última bodega de un “catalán”. (2)
Además, pesa a favor de Weyler que esa torcida campaña propagandística en su contra, carece de fundamento porque la inmensa mayoría del campesinado en la zona occidental era de origen canario (el genuino guajiro cubano), traída a la Isla a finales del siglo XVIII, y el general español no iba a arremeter en contra de sus conciudadanos, como sí lo hacían los negros con odio y sed de venganza arremetiendo contra todo lo que oliera a España, que a la postre eran los verdaderos mambises, recién liberados de la esclavitud en real decreto allá por el año 1886, los que sin ningún recato enguasimaban a “laborantes” y “pacíficos” atrevidos asistir a los cortes de caña u operar las maquinarias de cualquier ingenio que trabajara para los españoles, por orden del generalísimo Máximo Gómez, “quien solo sabe de negradas a las que ha enseñado a no huir del enemigo a plan de machete”. (3)
Circular. Cuartel General del Ejercito Libertador. - Jurisdicción de Sancti-Spíritus. - noviembre 6 de 1895.- Animado del mismo espíritu de inquebrantable resolución, en defensa de los fueros de la Revolución redentora de este Pueblo de Colonos, vejado y despreciado por España y en armonía con lo dispuesto sobre la materia en Circular de 1º de julio he venido en disponer lo siguiente:
1º.- Serán totalmente destruidos los ingenios, incendiadas sus casas y dependencias de Batey y destruidas sus vías férreas.
2º.- Será considerado traidor a la Patria, el obrero que preste la fuerza de su brazo, a esas fabricas de azúcar, fuentes de recursos que debemos segar al enemigo,
3º.- Todo el que fuere cogido in fraganti o resultase probada su infracción artículo 2º será pasado por las armas. (Los mambises “enguasimaban” ahorcándolos para no gastar balas).
Cúmplase por todos los Jefes de Operaciones del Ejército Libertador, dispuesto a enarbolar triunfante AUN SOBRE ESCOMBROS Y CENIZAS, LA BANDERA DE LA REPÚBLICA DE CUBA. Y así mismo se cumplió. (4)
Continuará…/
Referencias:
1. Compendio de la historia de Santo Domingo, José Gabriel García. Tomo III. Tercera edición. Pág. 482.
2. Mi mando en Cuba. Valeriano Weyler. Tomo Primero. Madrid. 1910. Págs. 9 – 15.
3. Máximo Gómez. Ramón Infiesta. Obra premiada por la Academia de la Historia de Cuba. Año 1937. Pág. 68
4. Mi diario de la guerra desde Baire hasta la intervención americana. Bernabé Boza. General jefe del Estado Mayor del General Máximo Gómez. Habana. 1900. Pág. 43.
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=3082343258456798&set=pb.100000434627814.-2207520000..&type=3
La pobreza de Leonor Pérez Cabrera, la madre de José Martí. (Parte I)
Continuará…/
Bibliografía:
1.- Cuba los primeros años de independencia. Dr. Rafael Martínez Ortiz. Primera parte. Tercera edición. 1920. Págs. 18 y 19
La Habana de Martí y sus barrios. El barrio de San Isidro.
Cuando este plano de La Habana se publicó en 1857, ya Martí no vivía en la casa con el No. 41 de la calle Paula, entre Ejido y Picota, quizás estuviera viajando, o viviendo en Valencia, España, pero ahí quedó el barrio bravo de San Isidro.
Como característica los barrios adoptaban generalmente los nombres de las iglesias y conventos. (ver el plano de la ciudad dentro de la muralla de La Habana, hoy Habana Vieja).
La primera división de la ciudad la hizo el capitán general en ese entonces Conde de Ricla, en su bando del 23 de septiembre de 1763, quedando dividida en cuatro Cuarteles, el primero desde la parte sur a la calle Acosta, el segundo comprendía la calle Acosta hasta la calle Amargura, el tercero desde aquí hasta la calle O`Reilly, y el cuarto al límite de la fortaleza La Punta.
En marzo de 1770, el también capitán general Antonio María de Bucarely, en conformidad de lo dispuesto en la Real Cédula del año anterior, publicó una modificación dividiendo la ciudad en dos cuarteles: Uno, el Cuartel de La Punta, y el otro, el Cuartel de Campeche. El primero estaba dividido en los barrios de Dragones, el del Ángel, el de la Estrella y el de Monserrate, en ese orden. Y el Cuartel de Campeche abarcaba los barrios de San Francisco, el de Santa Teresa, el de Paula y el de San Isidro.
Como dato curioso la gente de color llamaba al barrio del Ángel (donde bautizaron a Martí), cuando todavía era cenagoso, como barrio del Cangrejo, por la cantidad de crustáceos. Al barrio de San Agustín, lo llamaban el de la Pluma, (por la pluma de este sabio doctor); al barrio de la Merced, le decían de Campeche, por la cantidad de indios que venían de allá. El barrio del Cristo lo conocían como la Legía por corruptela de la palabra Ejido, además porque en esta iglesia comenzaba el ejido de la ciudad. Al barrio de Monserrate, lo apodaban“ los Doce pares de Francia” (alusivo a los Paladines, del ejército de Carlomagno), el barrio de Santo Domingo, era conocido por el de la Estrella, el de San Juan de Dios como la Granada y a la parte oeste de Belén lo nombraban Curazao.
Eran tantas las riñas y pendencias colectivas entre los barrios, que las patrullas y las rondas las manejaban los alcaldes y regidores, a quienes les faltaba el tiempo. El barrio de Campeche (Belén) se peleaba con el de la Legía (Santo Cristo): el del Cangrejo (el Ángel) se las había nada menos con los Doce Pares de Francia (el Monserrate). La Pluma (San Agustín), las Llagas (San Francisco) y la Estrella (Santo Domingo) eran menos belicosos en cuadrilla, pero más pecadores en cuanto a profesiones, pues por allí comenzó y se ejercitaba el comercio del palo de Campeche para con su agua colorante, color sangre, aumentar el vino.
Los barrios de la Habana Vieja, aún en la actualidad son barrios bravos.
Fuentes:
1.- Plano de La Habana del año 1857.
1.- Diccionario geográfico, estadístico, histórico, de la Isla de Cuba. Jacobo de la Pezuela. Tomo tercero. Año 1863. Pág. 378.
2.- Lo que fuimos y lo que somos. José María de la Torre. Habana. 1857. Págs. 45 – 51.
A la casa de Martí le cambiaron la identidad. (Parte II)
A la casa de Martí le cambiaron la identidad. (Parte II)
No solo al Hotel Martí, edificio de varias plantas, le aumentaron la letra “n” para terminar llamándose Martín, sino que el Historiador de La Habana Emilio Roig de Leuchsenring le “recordaba” al doctor José López Isa, Director General de Cultura del Ministerio de Educación, del gobierno de Batista, cumpliera “su palabra” cuando declaró en la sesión celebrada por la Junta del Patronato el día 4 de enero de 1953, que, "después del 28 se acometería la expropiación de algunos de los edificios colindantes con la casa de Martí". Tal parece que esta exigencia no fue cumplida, hasta el advenimiento de Fidel Castro, para en nombre del Apóstol, intervenir esos, y todos los comercios privados de la isla de Cuba, eliminando hasta el último carrito sandwichero. (1)
La pila bautismal donde se bautizó a Martí nunca regresó a la iglesia del Ángel. Hay que tener en cuenta que el Historiador de la Ciudad, era un ateo aguerrido en contra de la iglesia católica.
Siempre nos enseñaron que la casa de Martí, estaba en la calle Paula, pero muy pocas veces mencionaban las entrecalles Ejido y Picota. Quizás la Liga de la Decencia trató de obviar el triste motivo de esa calle, “que en el ángulo con la de Jesús María se colocaba la picota, una columna de piedra o de fábrica, donde ataban y azotaban a los reos sentenciados, y públicamente exponían las cabezas de los ajusticiados”, y que luego la pasaron a la Plaza Vieja donde estuvo hasta 1836.
Mariano Martí y su cuñado, cuando rentaron la casa de la calle Paula debían conocer el nivel de prostitución en los barrios de La Habana (Intramuros), y fundamentalmente en el barrio de San Isidro, porque precisamente frente al Cuartel de Artillería de Montaña, estaba el edificio de la Casa de Recogidas de mujeres blancas, negras y mulatas, San Juan Nepomuceno, construido sobre solares de la huerta del antiguo Convento de San Isidro.
Muchos años más tarde en el barrio de San Isidro nacería y moriría el proxeneta Alberto Yarini Ponce de León.
Fuentes:
1.- Veinte años de actividades del historiador de la Ciudad de La Habana Emilio Roig de Leuchsenring. 1935 – 1955. Volumen V. 1955. Págs. 74 y 75
2.- Diccionario geográfico, estadístico, histórico, de la Isla de Cuba. Jacobo de la Pezuela. Tomo tercero. Págs. 173 y 174.
3.- Lo que fuimos y lo que somos. José María de la Torre. Habana. 1857.