Una calle de Camagüey
Autor. Ivo Basterrechea Sosa.
Dominicos o dominicanos.
En los tiempos de la conquista Cristóbal
Colón bautizó como La Española a la isla que compartían los aborígenes llamada
Quisquella y Haití. A la ciudad que hoy es la capital de la República Dominicana,
se le llamó Santo Domingo, ambos nombres relacionados con el Santo Domingo de
Guzmán, patrono de Doménico Colón padre del Almirante. Este santo, también
fundó la orden de los predicadores, conocida como orden dominicana y sus
miembros como dominicos. Quizás por eso, desde los años mil ochocientos
treinta, a la persona o cosa natural o
perteneciente a la Isla de Santo Domingo, se le conocía como dominico o
dominica. Otros dicen Dominicano y algunos Haitiano, especialmente cuando se
hace relación a la parte que ocuparon los franceses y hoy los negros y mulatos.
Así nos lo hizo ver uno de origen dominico o dominicano, autor del Diccionario provincial
de voces cubanas, el ilustre Esteban Pichardo Tapia, nacido en Santiago de los
Caballeros, Santo Domingo, en mil setecientos noventa y nueve, y que a los dos años
de edad su padre se radicó en Cuba, en la localidad de Puerto Príncipe (actual
Camagüey), lugar donde inició sus estudios. Se graduó de abogado en la
Universidad de La Habana, ejerciendo además en Matanzas y Puerto Príncipe. Según
Pichardo en esta última ciudad al inmigrante dominicano, le decían “Dominico come m..... con el pico, pero
los dominicanos, que no se quedaban atrás, ripostaban “Camagüeyano come m.....
con la mano, por la costumbre que entonces tenía el vulgo principeño de comer
sin cubiertos. Y proseguía Pichardo, que los emigrados dominicanos también sufrían
del bajo pueblo de la Habana y Matanzas el ridículo de varias anécdotas:
A
un bote que navegaba de noche, le echaron
-¿Quién
vive?
-¡España!-
respondió el patrón.
-¿Qué
gente?
-No
son gentes, que son dominicanos.
Pichardo también recogió en su
diccionario, que a los naturales de Matanzas le decían cangrejeros por la
cantidad de cangrejos que pululaban por el recinto de la ciudad. Ya para mil
novecientos veintiuno, Constantino Suárez, en su Vocabulario cubano, con un
giro festivo, por la abundancia y
excelencia de los cangrejos, llamaba cangrejeros además de los matanceros, a
los santaclareños y caibarienses, hoy caibarienenses,
este último gentilicio según Wikipedia.